XIV
MARCIANOS
Alguna noche, Moncho se quedaba en la Farmacia después de cerrar, con la disculpa de poner orden en la Rebotica, o para la preparación de pomadas, o de alguna suspensión que tendría que decantar.
En realidad pretendía concentrarse frente al espejo a meditar sobre todas las propiedades que tenia, y los muchos misterios que le prometía desentrañar.
Aquella noche estaba muy cansado, y dejó el trabajo pronto. Al poco tiempo empezó a sentir que se adormecía mientras se miraba reflejado en el espejo. Pronto volvió a notar como si su imagen no fuera tal, sino que era él mismo, el que penetraba hacia el fondo del espejo, mientras que era su reflejo el que se alejaba hacia el fondo de la Rebotica.
En ese momento experimentó una sensación particular de ingravidez y un sentimiento inexplicable de transformación.
-Me encontré rodeado de brillantes esferas, burbujas y deslumbrantes puntos luminosos, que volaban y caracoleaban en el espacio, como ya me había ocurrido en otra ocasión, experimentando a la vez una sensación de bienestar.
Sentí un cierto sobresalto cuando inesperadamente todo resplandeció, y surgieron unos fascinantes relámpagos de luz intensamente blanca, que pronto se difuminaron, transformándose en guirnaldas policromadas con los siete colores del espectro.
Percibí voces a mí alrededor en un idioma que no era el mío, pero que entendía perfectamente. Realmente no era palabras lo que oía, sino “algo” que espontáneamente comprendía, como si mis propios pensamientos, aunque viniesen de fuera, fuesen una forma habitual de comunicarme.
Me empezaron diciendo que estuviese tranquilo, que eran criaturas procedentes de otros planetas lejanos a La Tierra, pertenecientes a una civilización muy antigua, y ahora ya muy evolucionada, nacida a la luz de una estrella de nuestra Vía Láctea, pero fuera del Sistema Solar. Eran “infinitos” individuos, los que constituían la Luz Blanca, que se habían separado formando un Arco iris, para que los pudiera observar, con los colores del espectro, que así resultaban visible para el ojo de los humanos.
-Hace 50 millones de años,- me contaron- deseosos de estudiar su entorno lejano, habían lanzado al espacio innumerables señales y estímulos ondulatorios, que les permitieran conocer el Universo. De ese modo lograron establecer puentes electromagnéticos, con lo que tuvieron la posibilidad de contemplar estrellas y planetas de otras Galaxias.
Hacia “solo” unos pocos ciento de miles de años, habían logrado profundizar en el conocimiento de las características de algunos planetas del Sistema Solar.
-Lo que no entiendo es ¿como estando tan lejos habéis logrado comunicaros con nosotros?.
-Se consiguió porque desde nuestros planetas pudimos enviar en un primer momento descargas de ondas electromagnéticas a la velocidad de la luz, para establecer el primer puente de comunicación, hace tantos años.
Luego nuestros avances tecnológicos, nos permitieron conseguir, que el primitivo puente de ondas, adquiriera una rigidez tal, que se mantuviera permanentemente. Gracias a este tendido de comunicación constituido por ondas monomórfas ”rígidas”, el puente quedó estabilizado, de tal forma que cualquier acortamiento o alargamiento mínimo, en uno de sus extremos se percibiese en el otro “en tiempo real”, de modo, que al mover ligeramente el punto emisor se movería instantánea y simultáneamente el punto receptor, lo que nos ha permitido que así tengamos una comunicación inmediata, con un simple código binario de barras, como el que hoy tienen en cualquier tienda de comestibles, y que hace llegar instantáneamente la comunicación, sin el retardo que se originaria con un estimulo ondulatorio clásico, basado en la morfología de cada onda.
Así cuando La Tierra era casi una bola de fuego, pudimos observar a Marte y conocer sus primitivos habitantes, los marcianos; aunque en aquel primer momento no habíamos logrado llegar a comunicarnos con ellos.
-¿Entonces estáis seguros de que han existido habitantes en Marte?- me atrevo a preguntales.
-Por supuesto, nuestros antepasados pudieron conocer la existencia de marcianos y comprobaron que su civilización, solo había alcanzado un moderado desarrollo, inferior al que ahora tenéis en La Tierra. Algún día te contaremos con más detalle, lo que conocimos de ellos, pero ahora sí que te adelantaremos algo de su vida y de su historia.
Su única especie estaban constituida por varias razas, ninguna de las cuales había logrado el progreso suficiente, que les hubiera dado la posibilidad de mantenerse y sobrevivir, cuando se fue debilitando la energía que les producía el influjo beneficioso del Sol. Tenían unas morfologías corporales todavía relativamente primitivas, aunque próximas a la de los homínidos terrestres, pero de mucha menor talla, en torno a los 90 cm. de altura, como habitantes de un planeta, con una superficie menor, un 28% de la de La Tierra. Marte estuvo habitado simultáneamente, por varias estirpes o razas de marcianos, con una marcada diferencia corporal según el sexo, que por eso nosotros denominamos con las letras griegas: Lambda, Tau y Psi para los machos y las: Gamma, Beta y Omega para hembras reproductoras correspondientes. Casi todos estaban cubiertos de pelo y vello por el cuerpo, generalmente de tono grisáceo.
Aunque solo alcanzaron un moderado desarrollo intelectual, establecieron y construyeron diversos núcleos urbanos, fábricas, vías de comunicación y cauces fluviales, de los que quedan como vestigio los llamados canales de Marte, que aun hoy día se pueden apreciar desde la Tierra, con un simple telescopio. También persisten, bajo la corteza, las últimas construcciones, túneles y viviendas, difícilmente visibles desde el espacio, en las que tuvieron que refugiarse en los periodos finales, por el descenso de las temperaturas. Sin duda existen las ruinas, que quizá algún día podréis visitar y conocer como los restos de sus propios habitantes, de modo parecido a lo que se puede visitar y observar en Pompeya y Herculano.
Las distintas razas habían surgido, como ramas de un tronco común, para ir evolucionando y desarrollándose, según las características del ambiente que habitaban. Vivian en comunidades independientes, con medios de subsistencia propios. Al crecer, contactaron y se relacionaron en intercambios pacíficos, sin barreras biológicas, por pertenecer todos a la misma especie marciana.
Sin embargo, en cuanto aumentó mucho su población, empezaron a surgir confrontaciones por la necesidad de disponer de más espacio, bienes, sexo y alimentos. Se produjeron entonces las primeras invasiones y luchas inevitables, cada vez más violentas, de tal modo que tras largos periodos de cruentas confrontaciones, acabaron con el exterminio de los grupos raciales más débiles, como ocurrió con la raza Omega y la Psi masculina.
Fue entonces, cuando el belicoso grupo masculino Lambda se erigió en hegemónico. Estaba constituido por individuos altos y delgados, de hasta 1´20 m. de altura, pero que no alcanzaban los 15 kgs. de peso, dolicocefalos, de cuerpo flexible y cortas extremidades. Llegaron a dominar la parte mas rica del planeta. Prepotentes y egoístas, despreocupados de la prole, “utilizaban” a las hembras Gamma, de menor tamaño, delgadas y sumisas a las que sometían a un férreo control y falta de atención, dejando que se fueran debilitando, hasta tal punto, que quedaron reducidas a un numero mínimo indispensable.
La raza masculina Tau, sin embargo, protegida y en estrecha simbiosis con las capacitadas hembras Beta, sobrevivió en los parajes más recónditos e inaccesibles del planeta, logrando alcanzar un gran desarrollo.
Estaba constituida por individuos de pequeña talla y rechonchos, de unos 80 cm de altura, que no llegaban a los 12 kgs. de peso, tenían unas largas extremidades que les permitían moverse con agilidad, alcanzando una gran velocidad en carrera. Vivían en lo mas profundo y agreste de las selvas, hasta que, cuando la vegetación disminuyó, buscaron refugio en el subsuelo y en las regiones mas ocultas e inexpugnables del planeta, en cuevas y cráteres, construyendo túneles, guaridas, y minas que les permitieron aprovechar los recursos minerales del subsuelo, llegando a instalar confortables viviendas y refugios trogloditas, asequibles desde el interior y con salidas al exterior en lugares inaccesibles, para aprovechar, sin riesgo, el aire, la luz y la energía solar. Disponían de un sofisticado entramado de galerías y vías de comunicación que les permitía vivir confortablemente sin enfrentarse a los peligros exteriores. Aunque eran los machos Tau, quienes se consideraban los dominadores, dependían para todo de las hembras Beta, dentro en una sociedad típicamente matriarcal. Por eso siempre consideramos que eran ellas las que constituían el segundo grupo racial, formado por hembras muy inteligentes y capaces, con una talla inferior a 1 m., pero de gran fortaleza, y de voluminoso cuerpo, que sobrepasaba los 20 kgs., sobre el que descansaba una cabeza braquicefala con ojos de astuta y penetrante mirada. Eran ellas quienes organizaban el día a día, resolvían todos los problemas dominando y dirigiendo la comunidad, sin pretender hacerse notar, conscientes de que la diversidad biológica era la mejor forma de favorecer el desarrollo y enriquecimiento evolutivo de la especie marciana.
De ese modo quedaron firmemente establecidos en Marte, el grupo racial masculino Lambda con hembras Gamma, y el otro grupo femenino de las hembras Beta, protectoras del Tau masculino.
Permaneciendo así constituidas dos estructuras sociales, la primera Patriarcal, individualista, egoísta y guerrera y la segunda Matriarcal protectora e intelectual.
A pesar de algunos enfrentamientos, lograron cada grupo por separado, un desarrollo importante y duradero.
-¿Y entonces porque habría llegado el final de esa civilización?-pregunto.
Sin embargo, también llegaría un día, en el que con el acusado descenso de las temperaturas, cuando dejó de ser suficiente la energía del Sol, disminuyeron otras fuentes de energía, se agotaron hasta consumirse los combustibles fósiles existentes en el subsuelo y se terminaron los alimentos; los últimos marcianos fueron perdiendo paulatinamente vitalidad, muriendo por inanición, victimas del frío y de todas las carencias; cuando su civilización no había alcanzado aun, el progreso tecnológico suficiente, que les hubiera permitido subsistir en su planeta por sus propios medios, o colonizando otros mundos, que como La Tierra estaban adquiriendo una temperatura mas tolerable, en torno a los 120º Fahrenheit, que les hubiera permitido habita habitar.
Eran unos momentos en que nosotros, los “glieseses”, todavía no habíamos logrado mejorar nuestros puentes de comunicación, para proporcionarles la ayuda, que sin embargo hoy día, ya podríamos prestar a los terrícolas.
.......Y la Evolucion de la tierra.
.......Y la Evolucion de la tierra.
-¿ Con respecto a La Tierra, que me podríais contarme de su historia?- les pregunto.
Como ya te apuntamos en otra ocasión, estamos convencidos de que los seres vivos del Universo hemos surgido en distintos planetas, de la energía (no dudo que sea Divina) en elementos simples, para constituir luego minerales, que con una forma peculiar de desarrollo, que pocos se atreven a calificar de “vida”, dado que su crecimiento se produce a lo largo de millones de años, creando estructuras amorfas y luego cristalinas, de cuyo resultado, que calificaríamos de invasivo, tenemos como ejemplo mas simple, las estalactitas y estalagmitas que aun siguen creciendo, y que admiráis en La Tierra. Luego se formarían estromatolitos y priones que se multiplicarían por replicación, en medios que contasen con los elementos esenciales. Así pudimos observar el paso del reino mineral al vegetal, que invadió La Tierra, y por fin el reino animal; muy simple al principio, para irse volviendo complejo o complejísimo, en especies y familias diversas, por “infinitas” líneas de evolución.
La transformación desde elementos y formas simples a animales complejos, culminó con la aparición de los homínidos bisexuados y su progresión hasta el siglo XXI. Gracias a su desarrollo cerebral e intelectual, la especie humana seguirá evolucionando hacia formas todavía mas complejas, hasta alcanzar la cumbre de su madurez. Será entonces cuando, como nos ha ocurrido a nosotros, deberá de retornar su estructura corporal hacia formas muchísimo mas simples y mas perfectas, libres en el espacio y permanentes en el tiempo.
-Precisamente, eso tendría algo que ver con que, la humanidad evolucionó siempre de forma pendular; muchas civilizaciones pasaron de la nada a la abundancia y de esta volvieron a la pobreza o la extinción. Incluso en la ciencia ocurriría algo parecido. De la nada o del fuego se llegaron a fabricar gigantescas calculadores y ordenadores; sin embargo, la perfección llegó, cuando estas maquinas inmensas, se simplificaron transformándose en instrumentos mas eficaces y con mayor capacidad funcional y reducidas a un tamaña casi microscópico.
Así por ejemplo, en el terreno de las comunicaciones y el cálculo, hemos pasado de la comunicación por kilométricas líneas de cables y gigantescos ordenadores, de manos de algo tan simple como el silicio a sistemas reducidísimos, diminutos, que cualquiera puede llevar en su bolsillo y seguramente pronto, implantado debajo de la piel.
-Por eso, tras el importante progreso que habéis alcanzado, no debe de faltar mucho tiempo, para que llegue el momento en que la especie humana inicie el camino de la simplificación, en la misma dirección que hemos evolucionado los habitantes de los planetas de la estrella Gliese 581.
- Entonces si los humanos, con vuestros consejos y experiencia, aunque tengamos que preocuparnos y defendernos por los posibles peligros del exterior, si permaneciésemos unidos y solidarios, siguiendo el instinto de conservación de la especie, nuestra desarrollo proseguirá y la humanidad podría llegar a perpetuarse, en una senda parecida a le de las criaturas de los planetas del Sistema Gliese 581, evolucionando, como me habéis dicho, hacia puntos permanentes en el especio y eternos en el tiempo.
-Por supuesto, y además estamos convencidos -me dicen- de que sin coartaros en ningún momento la libertad, velaremos para que le especie humana alcance el progreso que nosotros tenemos.
-¿Pero en caso de necesidad como podr….?..
¡Chas! ¡Pum! ¡Tras!.
Vuelta a empezar. A trabajar.¿Que me ha pasado?. ¿Fue verdad o fue un sueño fantástico? .
No sé…; tengo de dejarlo…., y concentrarme en el trabajo.
No me queda tiempo para reflexionar. Está a punto de llegar D. Manuel.
Al anochecer, de vuelta a casa, no puedo sacar de la cabeza mi “sueño”. Camino despacio, reflexionando, sobre lo que me ha ocurrido, y poco a poco me voy convenciendo, de que ha sido una experiencia insólita, pero real.
Cada vez estoy más convencido de la existencia de un más allá “diferente”; que puede no ser exactamente igual, al que había aprendido en la escuela.
¿Seria posible que los seres humanos, siguiendo (o no) cualquiera de las creencias difundidas en el mundo, pero respetando EL ORDEN NATURAL, pudiésemos mantener la esperanza, de llegar a alcanzar un estado inmaterial para conseguir la anhelada felicidad eterna, que preconizan casi todas las religiones?.
JOTAPE