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CEGUERA PARA LOS COLORES
(Daltonismo)
La gente inventa cualquier
cosa para no dejarse multar -comenta el bueno
de Casimiro- .El sábado pasado un individuo, que se había echado a nadar en la
playa de las Catedrales, decía que no había reconocido la bandara roja, desvaída
y descolorida por sol, porque además
sufría "discromatosis" o algo así.
- Bueno, es posible que fuera verdad, ya que se da poca importancia
al daltonismo y es una realidad que habría que tener en cuenta - apunta Ramón.
- Efectivamente-confirma Candido-, el
Daltonismo o Discromatopsia, ceguera para los colores, es mas frecuente de lo que se cree, ya que la
pueden sufrir cerca del 8% de los hombres y el 0´4% de las mujeres.
Se trata
de una enfermedad hereditaria ligada al cromosoma X, que padecen sobre todos
los hombres y trasmiten las mujeres, a quienes por tener dos cromosomas X rara vez se les manifiesta, si no coincide que
ambos estén afectados.
Sabemos
que la percepción de los colores se hace en la retina, donde los bastones nos
permiten ver la luz blanca y los conos identificar los colores, mediante unos fotopigmentos
sensibles a las longitudes de onda de
los principales colores, desde los 780 nanometros del rojo hasta los 450 del violeta.
Hay personas que por una alteración en el cromosoma X , y fallar la codificación de algunos de esos fotopigmentos
a determinados colores, no se produce la
visión de los mismos, que habitualmente suele ser el rojo y/o el verde,
variando según el grado la intensidad
de la discromatopsia; que sin embargo raramente
afectará al azul y amarillo, que codifican
los cromosomas 7, duplicados tanto en
hombres como mujeres.
Los
fallos en la identificación de los colores, aunque no sea un trastorno grave
conviene diagnosticarlo en la primera infancia, para tomar ciertas medidas y
dar los consejos oportunos, ya que de
otro modo puede repercutir desfavorablemente en los niños que la padecen, que
suelen notar algo raro que no entienden, y sentirse
inferiores ante sus compañeros, cuando opinan de unos colores que ellos
no distinguen, lo cual podría afectarles
en su desarrollo madurativo; mientras
que cuando se les da a conocer la poca importancia intrínseca de este déficit, llegan
a superar las situaciones que se les presenten, manteniendo un desarrollo social, cognitivo y
emocional prácticamente normales, y sin embargo, de no tomar en su momento las medidas
oportunas podrían surgir en el niño problemas de ansiedad, trastornos madurativos y ciertos problemas psicológicos.
Es frecuente que algunos daltónicos traten de disimular su trastorno
hasta tal punto que llegan a producirse situaciones ridículas o jocosas, como
el caso de un profesional al que le habían encargado que comprase un tarrito de
pintura verde, que el vendedor se resistía
a servirle insistiéndole con cierta impertinencia que lo escogiera el mismo en una estantería
repleta de botecitos de todos los tonos
y colores. Se alargaba la controversia por lo que hubo de intervenir el medico
de familia que observando desde lejos la escena, tuvo que cortar la discusión haciéndoles reconocer
que los dos eran daltónicos, como lo habían sido sus abuelos maternos, y lo eran muchos mas en el pueblo, aunque casi
ninguno no lo dijese.
Aunque
se trata de un trastorno que, como hemos
repetido, no supone limitación intelectual, incapacita para la realización de ciertas tareas o ejercer algunas
profesiones en que es indispensable
discriminar exactamente ciertos colores, como son: pilotos, controladores aéreos, marinos, electricistas,
maquinistas, patólogos etc. , fuera de las cuales el horizonte profesional de
un daltónico, pudieramos decir que es casi completo.
Por otra parte, se ha venido observando que los daltónicos son capaces de desarrollar
un especial habilidad para distinguir con precisión matices e intensidades de
luz , que permitió al Ejercito americano destinar con éxito a daltónicos para distinguir desde aviones los campamentos
camuflados del Vietcong, que las personas con visión normal no eran capaces de reconocer.
De tal
modo, cualquier daltónico con cierto espíritu de observación y aprendizaje podrá
manejarse correctamente en la vida diaria,
sabiendo con facilidad ante los colores
que se encuentra, para poder
tomar decisiones al respecto.
La identificación del trastorno la van a
realizar muchas veces los propios padres quienes en casa lo apreciarán, pero deben los médicos, pediatras, oftalmólogos y maestros,
quienes tomando conciencia de su responsabilidad
lo busquen desde la primera infancia.
El diagnostico
se puede hacer de forma elemental, tratando de que los niños reconozcan el
color de lápices, cintas o dibujos, pero va a ser sobre todo la aplicación del Test de Ishihara, lo que va a permitir llegar en la mayoría de los
casos a una conclusión definitiva. Se trata de prueba que consiste en la presentación de diversas
laminas, constituidas cada una por
múltiples circulitos coloreados, confeccionadas de tal moda, que según sea el
tipo y grado de discromatopsia, unos verán
formadas ciertas cifras y otros unas distintas (así, por ejemplo, unos verán el
5 donde otros un 2).
Con la
confirmación del diagnostico estaremos en condiciones de informar y aconsejar
al paciente sobre las consecuencias de la enfermedad, para hacerle ver que
aunque sea un trastorno genético va a limitar poco su futuro.
También la Administración debiera
de tener mas en cuenta la realidad de las Discromatopsias y el numero
significativo de personas que las padecen, para la hora de legislar concienciarse de las limitaciones
que tiene estos pacientes y no utilizar alegremente colores difícilmente
identificables para ellos, sobre todo en señales de riesgo o peligro, empleando
colores mas luminosos, como se hace hoy
día con los chalecos reflectantes de color amarillo de alta visibilidad, considerando además la posibilidad de complementarlo con otras observaciones, como
añadir palabras breves, letras o signos fácilmente
reconocibles, teniendo además en cuenta, que para muchos, durante la noche o
en la penumbra, ciertos colores se difuminan
o desvanecen, pudiendo ser difíciles de identificar.
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