XXXI
FIESTA DE LAS CRUCES
EN
A PONTE DE
ARANTE
.....”el futuro es dudoso, el
pasado cierto.”
Seneca
En
aquel libro de historia pudimos leer, que cuando las tropas del emperador
Napoleón pretendieron hacerse con el trono de España, para que reinara su
hermano José, se produjo una reacción generalizada tal, que por toda la Nación surgieran abundantes
focos de resistencia, oponiéndose al invasor, en favor de que en nuestra Patria
siguiese reinando Carlos IV, que daría paso a su hijo Fernando.
Por ese motivo, fueron
muchas las gestas heroicas que se produjeron en las grandes ciudades, desde
Gerona, Zaragoza, Vitoria y Madrid hasta Málaga, Cádiz, Valencia y La Coruña; de igual modo, en
aldeas y villas todo el pueblo se
levanto en armas.
Si en Castropol se conserva
la bandera del Regimiento, que luchó contra los franceses, también en Ribadeo se
escribieron gestas heroicas.
Concretamente en A Ponte
de Arante, sobre el Rio Grande, paso obligado desde Galicia hacia Asturias,
comandados por el hidalgo D. Melchor Díaz de la Rocha y Saavedra, natural de
Sante, se concentraron los habitantes de las parroquias de: Balboa, Sante y
Vidal de Trabada junto a las de: Cedofeita, Cogela, Vilaosende y Obe de
Ribadeo, para repeler al invasor.
Amparados en la espesura
de los bosques cercanos, provistos únicamente de los aperos de labranza, que
utilizarían como armas de guerra, se enfrentaron valientemente al ejercito
francés, que pretendía hacerse con su hacienda y bienes en las aldeas y
caseríos por donde pasaban.
En una desigual batalla
aquellos aguerridos gallegos lograron vencer a los franceses, comandados por el
General Fournier, que pretendían cruzar el puente de Arante, para adentrarse en
Galicia; y que ante la derrota, hubieron
de retirarse, para buscar refugio en uno
de sus campamentos.
Días después, con la
ayuda de nuevos efectivos, el ejercito enemigo pudo, finalmente, continuar su
interrumpido avance, cuando los vecinos de las parroquias, junto con sus
familiares, ya ocultos y a buen recaudo, decidieron buscar refugio en los
montes que tan bien conocían, en espera, de que a no tardar, las tropas
invasoras humilladas, abandonasen la comarca de Ribadeo, como así fué.
A Ponte de Arante, que
los valerosos habitantes lograron defender, no era simplemente un sitio de
paso, sino que representaba un lugar
significativo, en donde desde siglos antes, se veneraba a la Virgen en la Capilla y un Hostal servia de posada y albergue, a los peregrinos
de Santiago, que por el camino Norte,
buscaban amparo en el Hospital del apóstol San Andrés, que a mediados
del siglo XVI, había fundado el canónigo D. Juan Marques, natural de Ribadeo.
La importancia del
Santuario se remontaba al siglos XIV, en donde se daba culto a Nuestra Señora Santa María da Ponte, que
luego pasaría a nominarse Nuestra Señora de las Virtudes, que despertaba una
especial devoción en toda la comarca; prueba de ello son los maravillosos
frescos existentes, que durante años, se
conservaron ocultos en sus paredes; descubiertos recientemente, gracias
a la perspicacia e intuición del Rvdº.
D. José Ferreiro, quien se percato de que podría ser algo importante, lo que
vislumbró bajo la capa de cal de los muros de su iglesia, que escondia unas
bellas pinturas, que luego los expertos lograron poner a la luz y actualmente podemos admirar. Donde
aparecen preciosas imágenes de la
Virgen, dragones, la muerte, diversas figuras e
interesantísimas escenas, en una de los cuales se representa y describe como en
el año 1906, se salvaron
milagrosamente, de naufragar, durante un gran temporal, los tripulantes de un velero, gracias a la intercesión de la Virgen de las Virtudes.
Entre los festejos, que
en la actualidad todavía allí se celebran, merece destacarse la Fiesta de las Cruces, en
conmemoración de la Victoria
sobre los franceses; a la que acuden gran cantidad de personas, feligreses y
representantes de las parroquias que intervinieron en la contienda.
En un emotivo acto
tradicional, los peregrinos de todas las aldeas, se reúnen y cruzan el puente hasta las inmediaciones
del templo, presididos por las cruces y los pendones parroquiales, que se
saludan entre si, inclinándolos por tres veces hasta suelo, para a continuación
hacer un breve recorrido procesional con
la imagen de la Virgen,
al frente, ante la cual se bandeará reverencialmente el pendón de la parroquia
de Obe, por haber sido los oriundos de ella, los que apareciendo a mitad de la refriega, con su
valor y arrojo, lograron que la batalla se decantase a favor de los españoles.
Tan importante fue la intervención de los
vecinos de Obe, que se conserva la tradición de que si por alguna circunstancia
de fuerza mayor: cruz y pendón de Obe no pueden hacer acto de presencia, como
alguna vez ocurrió, la conmemoración y
fiesta se interrumpe y no se celebra ese año.
fiesta se interrumpe y no se celebra ese año.
Es esta la verdadera historia, aunque
algunos, la hayan querido tergiversar, de tal modo que para los franceses
esta guerra de la Independencia, habia
sido una gran victoria, que han imaginado y
representado en un grandioso y bello Arco de Triunfo en Paris, cuando en realidad nosotros, los
españoles: vencimos, expulsando a los ejércitos invasores, que humillados
tuvieran que abandonar nuestra Nación; y siguen hoy día, al otro lado de los
Pirineos.
Y es que la historia
puede ser cierta como afirmaba Seneca, pero no debemos olvidar, que tiene
perfiles diferentes, según quien la relata. Así desde “Egipto” y antes, la
historia se cambia, borra o modifica, para inventar una nueva, que se ajuste a
los intereses egoístas del momento; hasta tal punto, que nos atrevemos a creer,
que el pasado es dudoso, mientras el futuro es cierto,……… e ineludible.