domingo, 4 de enero de 2015

XXXI. La Fiesta de las Cruces.

                                









                                                           
                                       XXXI


                                    


                         FIESTA DE LAS CRUCES
                                       EN                               
                           A PONTE DE ARANTE
                                   

      .....”el futuro es dudoso, el pasado cierto.”
                                                                         Seneca






                 
   En aquel libro de historia pudimos leer, que cuando las tropas del emperador Napoleón pretendieron hacerse con el trono de España, para que reinara su hermano José, se produjo una reacción generalizada tal, que por toda la Nación surgieran abundantes focos de resistencia, oponiéndose al invasor, en favor de que en nuestra Patria siguiese reinando Carlos IV, que daría paso a su hijo Fernando.
  Por ese motivo, fueron muchas las gestas heroicas que se produjeron en las grandes ciudades, desde Gerona, Zaragoza, Vitoria y Madrid hasta Málaga, Cádiz, Valencia y La Coruña; de igual modo, en aldeas y villas  todo el pueblo se levanto en armas.

  Si en Castropol se conserva la bandera del Regimiento, que luchó contra los franceses, también en Ribadeo se escribieron gestas heroicas.
 Concretamente en A Ponte de Arante, sobre el Rio Grande, paso obligado desde Galicia hacia Asturias, comandados por el hidalgo D. Melchor Díaz de la Rocha y Saavedra, natural de Sante, se concentraron los habitantes de las parroquias de: Balboa, Sante y Vidal de Trabada junto a las de: Cedofeita, Cogela, Vilaosende y Obe de Ribadeo, para repeler al invasor.


  Amparados en la espesura de los bosques cercanos, provistos únicamente de los aperos de labranza, que utilizarían como armas de guerra, se enfrentaron valientemente al ejercito francés, que pretendía hacerse con su hacienda y bienes en las aldeas y caseríos por donde pasaban.

  En una desigual batalla aquellos aguerridos gallegos lograron vencer a los franceses, comandados por el General Fournier, que pretendían cruzar el puente de Arante, para adentrarse en Galicia; y  que ante la derrota, hubieron de  retirarse, para buscar refugio en uno de sus  campamentos.
  Días después, con la ayuda de nuevos efectivos, el ejercito enemigo pudo, finalmente, continuar su interrumpido avance, cuando los vecinos de las parroquias, junto con sus familiares, ya ocultos y a buen recaudo, decidieron buscar refugio en los montes que tan bien conocían, en espera, de que a no tardar, las tropas invasoras humilladas, abandonasen la comarca de Ribadeo, como así fué.


   A Ponte de Arante, que los valerosos habitantes lograron defender, no era simplemente un sitio de paso, sino que   representaba un lugar significativo, en donde desde siglos antes, se veneraba a la Virgen en la Capilla y un Hostal  servia de posada y albergue, a los peregrinos de Santiago, que por el camino Norte,  buscaban amparo en el Hospital del apóstol San Andrés, que a mediados del siglo XVI, había fundado el canónigo D. Juan Marques, natural de Ribadeo.


 La importancia del Santuario se remontaba al siglos XIV, en donde se daba culto a  Nuestra Señora Santa María da Ponte, que luego pasaría a nominarse Nuestra Señora de las Virtudes, que despertaba una especial devoción en toda la comarca; prueba de ello son los maravillosos frescos existentes, que durante años, se  conservaron ocultos en sus paredes; descubiertos recientemente, gracias a la perspicacia  e intuición del Rvdº. D. José Ferreiro, quien se percato de que podría ser algo importante, lo que vislumbró bajo la capa de cal de los muros de su iglesia, que escondia unas bellas pinturas, que luego los expertos lograron poner a  la luz y actualmente podemos admirar. Donde aparecen preciosas imágenes de la Virgen, dragones, la muerte, diversas figuras e interesantísimas escenas, en una de los cuales se representa y describe como en el año 1906, se salvaron


milagrosamente, de naufragar, durante un gran temporal, los tripulantes de un velero, gracias a la intercesión de la Virgen de las Virtudes.


  Entre los festejos, que en la actualidad todavía allí se celebran, merece destacarse la Fiesta de las Cruces, en conmemoración de la Victoria sobre los franceses; a la que acuden gran cantidad de personas, feligreses y representantes de las parroquias que intervinieron en la contienda.
  En un emotivo acto tradicional, los peregrinos de todas las aldeas, se reúnen  y cruzan el puente hasta las inmediaciones del templo, presididos por las cruces y los pendones parroquiales, que se saludan entre si, inclinándolos por tres veces hasta suelo, para a continuación hacer un breve recorrido procesional con  la imagen de la Virgen, al frente, ante la cual se bandeará reverencialmente el pendón de la parroquia de Obe, por haber sido los oriundos de ella, los que  apareciendo a mitad de la refriega, con su valor y arrojo, lograron que la batalla se decantase a favor de los españoles.       

Tan importante fue la intervención de los vecinos de Obe, que se conserva la tradición de que si por alguna circunstancia de fuerza mayor: cruz y pendón de Obe no pueden hacer acto de presencia, como alguna vez ocurrió, la conmemoración y
fiesta se interrumpe y no se celebra ese año.



   Es esta la verdadera historia, aunque algunos, la hayan querido tergiversar, de tal modo que para los franceses esta  guerra de la Independencia, habia sido una gran victoria, que han imaginado y  representado en un grandioso y bello Arco de Triunfo  en Paris, cuando en realidad nosotros, los españoles: vencimos, expulsando a los ejércitos invasores, que humillados tuvieran que abandonar nuestra Nación; y siguen hoy día, al otro lado de los Pirineos.

  Y es que la historia puede ser cierta como afirmaba Seneca, pero no debemos olvidar, que tiene perfiles diferentes, según quien la relata. Así desde “Egipto” y antes, la historia se cambia, borra o modifica, para inventar una nueva, que se ajuste a los intereses egoístas del momento; hasta tal punto, que nos atrevemos a creer, que el pasado es dudoso, mientras el futuro es cierto,……… e ineludible.