XXXII
.....y el vestido.
Yo no deseo que las mujeres tenga poder sobre los hombres sino sobre ellas mismas.
Mary Wollstonecraft
Los lunes solíamos ser muy pocos en la Tertulia de la Rebotica.
Los aficionados al futbol preferían reunirse
en la Barbería,
donde las discusiones eran más acaloradas, entre “deportistas”, que alguno nunca había tocado
un balón de reglamento.
Aquella mañana llegó D. Carlos disgustado, con
el problema de la violencia de género, del que todas las semanas aparecían
noticias, por la repercusión que estaba produciendo en las niñas de su
Instituto, que se sentían nerviosas e incomodas ante sus compañeros y
profesores: -Hay que ponerle remedio, tomando todas las medidas necesarias,
para lograr que desaparezca, castigando con dureza a los infractores.
-Por
supuesto- corrobora D. Félix,-aunque tomar exclusivamente medidas represivas no
va a ser suficiente para controlarla, ya que no es solo un problema de
delincuencia o maldad, sino algo mucho
mas complejo. Es necesario prevenirla, empezando por buscar su origen, dando
una buena formación, desde la infancia, a hombres y mujeres, para tratar de
evitar las causas de su proliferación.
-Efectivamente- apostilla D. Manuel,- pero tendremos que partir de una realidad
evidente, que muchos defensores de la
igualdad de derechos no quieren aceptar, de que:"hombres y mujeres somos diferentes", y aunque hemos de
disfrutar de los mismos derechos, tenemos unas características muy distintas,
que debemos de conocer y tener presentes, en todo momento.
Las chicas y mujeres han de saber, que si bien
abundan los chicos y hombres de todas las edades cargados de valores positivos,
no pueden ignorar que los hombres están dominados por un fuerte instinto primitivo, común con los
animales inferiores, que les impulsa
demasiadas veces a proceder con conductas inaceptables; aun a aquellos, que por
haber desarrollado una gran capacidad intelectual, debieran de tener un
comportamiento modélico como algunos : profesores, políticos, investigadores, científicos y
hasta clérigos, que arrastrados por sus
pulsiones mas elementales ven en la mujer, y lo que es aun peor, en la
infancia, objetos sexuales apetecibles.
-Así no nos ha de sorprender, que las niñas
vengan a diario asustadas con el trato que, algunas veces, reciben en la calle
y hasta en el Instituto.
-Hemos de tener en cuenta,-argumenta el Dr.
Bahamonde,- que durante siglos fueron los machos, quienes por su gran fortaleza
física sometieron a las hembras, para su satisfacción, dejándolas marginadas a
una papel reproductor y de cuidado de los hijos. Sin
embargo, ahora que no es la fuerza física, sino la capacidad intelectual, la
que permite lograr la superioridad y dominio; la mujer con unas características
psicológicas peculiares, que no posee el hombre, está llamada a ocupar un lugar
predominante en el desarrollo de la humanidad.
-Por eso mismo, las chicas del Instituto-
resalta D. Carlos,- han de tener
conciencia de su valor real como mujer y no deben de continuar envidiando la hegemonía y las características del macho, que no está en posesión de la excelencia;
de modo que no han de seguir tratando de imitarlo
en su: lenguaje, vestido, comportamiento y hábitos más íntimos, como si eso fuera lo que realmente deseasen;
sino tratar de ser ellas mismas.
-También han de saber -opina D. Félix,- que
los hombres en su egoísmo, muchas veces solo buscan su satisfacción personal,
por lo que la mujer no debe de someterse
a los gustos que ellos le imponen, hasta tal punto, que se sacrifican y esfuerzan
para mostrarse atractivas, y seducirlos exclusivamente por su aspecto físico,
exagerando su forma de vestir, tanto en
la intimidad como en la calle, con finas calzas de Peter-Pan en lo mas crudo
del invierno, o con una diminuta indumentaria, no para su comodidad y confort,
sino para que ellos disfruten viendo cuerpos voluptuosos, ceñidos y escotados,
en los paseos, pasarelas, desfiles, y hasta en el deporte, donde empresas y
federaciones les exigen, por intereses económicos, prendas incitantes y provocadoras; llegando incluso
la publicidad a animarlas a someterse a complejas intervenciones quirúrgicas.
-Sin embargo -interviene D. Carlos, el director del Instituto, siempre tan juicioso
y prudente,- las mujeres y las chicas han de tener derecho a actuar y vestir
como quieran, con plena libertad, siempre que sea para su confort y satisfacción, pero siendo
plenamente conscientes de lo que
"sienten" quienes las contemplan u observan, que no será muchas veces lo que ellas
piensan.
-Tampoco la mujer debe permitir que se la
obligue a ocultarse o se la utilice
como mujer objeto, supeditada a
los caprichos, que los hombres en la intimidad les imponen, tratando de
hacerlas creer que eso es lo también ellas apetecen.
-No puedo dejar de hacer hincapié -interviene
con inquietud, nuestro pediatra D. Félix,-sobre algo abominable que empieza a
surgir de la forma mas ladina, y que se presenta por ciertos medios como algo
actual, progresista y beneficioso,
promocionado por grandes empresas y franquicias, que están
pretendiendo utilizar, no solo a la
mujer adulta, sino desde la infancia, a niñas
como objeto sexual; iniciándolas en sus celebraciones y cumpleaños, con
"juegos", desfiles, pasarelas, "spa" infantiles y concursos
de belleza, vistiéndolas como mujeres adultas, con zapatos de tacón,
sujetadores con relleno, ropa interior insinuante, tras haber convencido a sus progenitores y familias; argumentando que las
están promocionando y entrenándoles para estar "preparadas" cuando
sean mayores; en lugar de seguirlas
cuidando y educando como las niñas que son, para que desarrollen y
cultivar sus valores superiores: psicológicos, culturales, artísticos e intelectuales.
Bruscamente interviene, Evaristo, con la
pasión que lo caracteriza, exclamando exaltado: -¡"Estoy tan seguro, que no
puedo dejar de proclamar, que todo esto, de la hipersexualización infantil, se hace
exclusivamente por perversos intereses económicos"!, y que sin la menor
duda, incitará al avance de la pederastia, el proxenetismo, la corrupción, el
turismo sexual y un largo etc.. !.
Sin embargo- trata de calmarlo D. Manuel,-
resaltando que actualmente en los países civilizados, por fin la mujer, merced
a los avances científicos alcanzados, y por su capacidad intelectual y características
psicológicas y biológicas, esta llamada
a ocupar un papel predominante en el desarrollo y florecimiento de la especie humana.
Tanto es así,- interrumpe Segismundo con su
fantasía,- que incluso algún día, podría llegar a quedar relegado
al hombre, a simple mensajero de los códigos genéticos entre madre e hijas; sobre todo ahora,
desde que el control de la procreación está logrando avances y cambios
extraordinarios, con la fecundación "in vitro", los bancos de semen,
la crio-preservación de embriones y los
úteros artificiales, y se va camino de la reproducción sin embarazo, fuera del
cuerpo femenino.
-Por todo eso, ha llegado el momento,-
resalta Evaristo, con energía,-en que
debieran de resurgir aquellas audaces mujeres que se manifestaron en el Mayo
francés del 68, impulsando su liberación, pero afianzándose en su feminidad, y no para rivalizar frontalmente con los hombres, y
así poner a la mujer en el lugar elevado que le corresponde; enfrentándose con
energía a las que lamentablemente, se siguen acomodando egoístamente en la trampa tejida por la
telaraña de la publicidad, el dinero fácil, las revistas del corazón y los
matrimonios de conveniencia, para seguir
dependiendo del hombre, en lugar de alcanzar la hegemonía, que le corresponde
como pilar y fundamento de nuestra especie.
JOTAPE
¡"Cuantas cosas os diría, si supiera
escribir"!...(D. Ramón).
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