XXXV
LA CASA-FABRICA DE HILADOS Y TEJIDOS
LA CASA-FABRICA DE HILADOS Y TEJIDOS
La Nostalgia, ese sentimiento característico de los mayores, que nos hace querer volver al
pasado vivido o al que nos contaron, me lleva a pensar sobre lo que fue o pudo haber sido la Casa-fabrica y lo que
debiera de significar el Lino para Ribadeo.
La industrialización de España había sido la
ilusión y empeño de nuestro mejor gobernante, Carlos III que pretendía el
desarrollo global de toda la Nación,
promoviendo grandes proyectos como: la construcción de vías de comunicación
terrestres y fluviales, el desarrollo agrario con un plan de distribución mas
equitativa de la tierra, un ambicioso perfeccionamiento
de los estudios universitarios, la fundación hospitales públicos, y estimular el desarrollo
industrial de bienes de consumo, creando
múltiples y variadas fabricas repartidas por todas las regiones, como las Reales fabricas de: Cristal, Porcelana, Papel,
Relojes, Coches, Cera, Cobre, Plomo, Artillería, Pólvora, Naipes, Abanicos,
Tejidos o Aguardientes, para no tener
que depender de los países extranjeros, así como la modernización de empresas populares, mejorando la economía en las zonas rurales,
promocionando la creación de industrias, que
después de la cultura constituyen la base para el florecimiento de los pueblos, anclados muchas
veces en viejas tradiciones, que sin necesidad de erradicar, han de servir solo
de germen, para la superación y el progreso.
La iniciativa de su brillante ministro de
Hacienda, Rodríguez de Campomanes, lo llevó a
acometer uno mas de sus proyectos, para fomentar el desarrollo en las
zonas deprimidas, tratando de establecer en el occidente español tres grandes Escuelas-taller
de Hilados y Tejidos de Lino en Santiago, Oviedo y Ribadeo.
El Lino (Linum usitatissimum) es una planta
fácilmente convertible en un hilo de fibra muy valorada y apreciada desde la
antigüedad, en China, la India y Egipto, donde se han
encontrado restos de tela de hilo en momias de
hace 5000 años. Sirvió también de soporte para escribir, y en la
actualidad para la confección de tejidos de calidad, por tratarse de un
filamento resistente y fresco para ropa interior, sabanas, camisas o pañales, y
de la que se extrae el aceite de linaza para usos medicinales y pintura.
Seria Joaquín Céster, aquel gran emprendedor
con experiencia previa en otras industrias, quien llegaría comisionado a
Ribadeo en el año 1775, con el fin de llevar a cabo la empresa de erigir, con obreros
locales, el gran edificio de la
Casa-fabrica de Hilados y Tejidos de Lino, así como la elaboración
de todos los aparatos necesario para su realización construyendo: tornos,
rastrillos, prensas, telares, telarillos y los instrumentos necesarios para la
industria y comercialización; dirigido siempre a dar formación a los mas necesitados,
muchos ya acogidos en los hospicios de Oviedo y Santiago, para que fuesen los
primeros que alcanzasen una capacitación de maestros, que les permitiese
mejorar su calidad de vida y ser ellos quienes enseñasen a nuevos aprendices.
La Casa-fabrica de Ribadeo, estaba llamada a
constituir la gran industria, donde se daría entrada a la instrucción de las
personas de la comarca, para formarlos en el dominio de todas las técnicas
necesarias en aquel nuevo trabajo
industrial, sobre todo a las mujeres jóvenes que se debían de incorporar como aprendizas en la fabrica; a quienes se les facilitarían los
conocimientos y los medios, para luego instalar en los propios domicilios los
telares, que les permitiesen poder trabajar en sus casas; alternándolo toda la
familia con el trabajo agrícola, para no tener que abandonar el cultivo de las
tierras.
Si fueron muchas las dificultades, con las
que desde el primer momento se había de encontrar Cester, para completar las
instalaciones, serian muchas mas las que se tropezó cuando pretendió que llegasen
a la fabrica las primeras jóvenes, para adquirir la necesaria instrucción, y así poner
en marcha la fabricación de los hilos de lino y las telas de calidad que se
pretendía.
No fue solo la oposición de muchas familias, sino la de toda una sociedad, que en
aquel momento no aceptaba, de buen grado, que las mujeres se incorporasen al
trabajo ni a la formación fuera de casa, ya que hasta entonces estaban
condenadas a dedicarse exclusivamente a labores domesticas, sin poder nunca
llegar a adquirir la libertad y derechos que merecen y que lamentablemente aun en
la actualidad no todas lo han conseguido,
ni siquiera en los países que se
consideran mas avanzados.
El prematuro fallecimiento de Cester en el
año 1776 (al año y medio de haber llegado a Ribadeo), cuando ya había culminado
la construcción de la Casa fabrica y montados los
modernos telares, llevó consigo que al poco tiempo se abandonase y descuidasen todas
sus instalaciones. Se dio así al traste, para el regocijo de sus abundantes
detractores, a aquel grandioso proyecto de industrialización de Ribadeo, que
como muchos otros, con tanto empeño habían proyectado Carlos III y Campomanes, para ponernos al
nivel de otros países, como Reino Unido, Alemania, EEUU o Japón, que supieron
aprovechar su capacidad industrial y hoy son pioneros en el desarrollo y así de
ese modo conquistar una elevada calidad de vida de sus ciudadanos, lo que de
ninguna forma se puede lograr viviendo solo de créditos fantásticos para
empleos ficticios, en vez de crear riqueza con el trabajo productivo que
promocionaba el monarca, obligando así mismo a que la transformación de las
materias primas como: lino, lana, piel, caolín o minerales, siempre tuviera
lugar en España.
Pasarían
muchos años, hasta que tras el fracaso
de lo que habría podido ser una gran industria, los ribadenses hubiésemos sabido
aprovechar aquel espacio industrial, recuperando una parte de las instalaciones,
aunque no como fabrica, sino para otro fin, por cierto muy relevante, que hoy nos
permite disponer de un gran Teatro en el centro de Ribadeo, donde hasta no hace
mucho podíamos disfrutar a diario de los avances y florecimiento del
séptimo arte, y que ahora como Auditorio, Sala de Conciertos, Representaciones,
Conferencias y todo tipo de Actos culturales, junto con la Biblioteca, el
Auditorio y diversas Sociedades, sirven
para desarrollar la inquietud intelectual, que siempre caracterizó al pueblo de
Ribadeo.
Aunque por nuestra nostalgia, imaginemos con
añoranza lo que pudo haber sido la industrialización de Ribadeo con sus
fabricas de Hilados, Tejidos y Confecciones de Lino, debiéramos pensar que el
pasado es un destello que deslumbra a
cada cual según su imaginación, mientras
el futuro será una realidad que permitirá disfrutar a muchas generaciones de ese
magnifico espacio cultural que es nuestro Teatro de Ribadeo.
JOTAPE