Trilogia (I)
XVI
telescópio AL Pasado
Como todos los lunes, me encontré a primera hora de la tarde con D. Gumersindo, que estaba esperandome en la puerta de la Botica, para que le conmentase las ultimas novedades del fin de semana.
Sin embargo, ninguno de los cotilleos que pretendí contarle mereció su interés. Siempre suele mostrar mucha su curiosidad, pero solo cuando ocurre algo verdaderamente fuera de lo ordinario, presta atención a mis relatos.
Le dije que el domingo habia estado en la verbena, hasta la madrugada , y que los amigos me habian acercado en su coche hasta mi casa, pero debia de estar tan cansado que incomprensiblemente, antes de llegar, me quedé profundamente dormido.
Inmediatamente cambiamos de tema, y empezamos a hablar de lo que nos resulta, a ambos, más interesante: “lo inverosímil, nuestras fantasías”.
Sin embargo, ninguno de los cotilleos que pretendí contarle mereció su interés. Siempre suele mostrar mucha su curiosidad, pero solo cuando ocurre algo verdaderamente fuera de lo ordinario, presta atención a mis relatos.
Le dije que el domingo habia estado en la verbena, hasta la madrugada , y que los amigos me habian acercado en su coche hasta mi casa, pero debia de estar tan cansado que incomprensiblemente, antes de llegar, me quedé profundamente dormido.
Inmediatamente cambiamos de tema, y empezamos a hablar de lo que nos resulta, a ambos, más interesante: “lo inverosímil, nuestras fantasías”.
Por eso se sintió muy satisfecho, en cuanto le pregunté- ¿como es posible, que cuando vemos alguna estrella muy lejana, esa luz que percibimos se pudo haber producido hace mucho tiempo?.
-Eso es muy sencillo. Si bien la luz de las estrellas, viaje a muchísima velocidad, tarda un tiempo en cubrir la distancia que nos separe de ellas, de tal modo que cuando llega a nosotros puede hacer días, meses o incluso centenares o miles de años, que se ha emitido, y aunque la estemos considerando como algo actual, es posible que en el instante que la estamos percibiendo, la estrella que la proyectó ya no exista, y haya desaparecido.
En ese momento llegó D. Manuel, del café, acompañado de dos contertulios. La existencia de público, dio más ánimos a Sindo, que algo acalorado, empezó a desarrollar con apasionamiento algunas de sus ideas.
-Le estaba comentando a Moncho, -continuó diciendo- las posibilidades que nos ofrece la transmisión de la luz. Le decía, que la luz, aunque parezca que nos llega instantáneamente, tiene cierta velocidad y tarda un tiempo en llegar hasta nosotros. Por eso, aprovechando ese retraso, podríamos percibir escenas, que hace muchos años se desarrollaron en La Tierra. Bastaría con que estas se hubieran reflejado en una espejo, situado lo suficientemente lejos para que una vez reflejadas tardasen tanto, en regresar hasta nosotros, como para que ahora, desde nuestro presente las pudiéramos estar contemplando, cuando se estaban produciendo.
-Ese espejo, podrá ser cualquiera de los millones de cuerpo de celeste, con capacidad reflectora, que existen en el espacio. Os puedo asegurar, que esta muy avanzada la búsqueda de superficies reflectantes suficientemente alejadas, a las que indudablemente han llegado las imágenes de la Tierra.
Mucho antes de lo que pensáis, podremos ver acontecimientos como el destello de las dos bombas atómicas sobre Japón en el año 1945, que se han reflejado en la superficie de cuerpos celestes, situados a una distancia de 40 años luz, y que unos 70 años después, estamos a punto de percibir su reflexión, permitiéndonos llegar a observar la realidad de aquellos terribles sucesos.
Así mismo, en cuanto consigamos recibir reflejos de cuerpos celestes más lejanos, podremos conocer la historia completa de nuestro planeta.
-Entonces ¿podríamos llegar a ver el descubrimiento de America?- le pregunto.
-Por supuesto- se apresuro a confirmar Sindo,- además en este momento, dispongo de datos facilitados por prestigiosos científicos, que ya tienen muy avanzadas sus investigaciones, y que en otra ocasiones os detallaré, hasta donde me han informado.
-Estoy enterado de que se han encontrado muchos planetas extrasolares, entre los que destaca el HAT-P-7b a una distancia de 1000 años luz, el Kepler-16b a unos 200 años o el Tau Boötis-b a 50 años, que podrán llegar a servir de espejos reflectores, aprovechando la concavidad de los gigantes cráteres, que algunos de ellos poseen, provocados por el impacto de gigantescos meteoritos.
De ese modo, podremos llegar a ver reflejados en las pantallas de nuestros telescopios, todos los sucesos ocurridos en el pasado.
-Había quedado encantado de las explicaciones de Gumersindo,- pensaba Moncho- en la posibilidad, de que en un plazo relativamente corto, se pudiera llegar a ver el pasado de La Tierra, gracias a haberse reflejado en los astros, la luz de sus imágenes, hace decenas o miles de años.
Además -añadia- no será difícil instalar “satélites espejo”, como se ha hecho con radiotelescopios, satélites, sondas y estaciones espaciales, situados a distancias precisas, para lograr visualizar determinados hechos.
Ajustando distancia y velocidad se podrán escoger aquellas escenas, que hace años se hubiesen producido en la tierra, logrando contemplar como sucedieron en el momento que se estaban desarrollando.
-Entonces, ¿de ese modo podremos prevenir y evitar las grandes catástrofes, como explosiones incendios, tsunamis, etc.? - sugiere D. Camilo.
-De todas formas, será maravilloso lograr ver la historia sobre una pantalla, en lugar de tener que estudiarla en un libro—comenta Moncho.
-Por supuesto, y con toda realidad.
-¡Hasta mañana!.
Mas de uno va a dormir muy poco esta noche, meditando sobre las fantásticas “realidades”, con que nos ilustró Gumersindo; que lleva muchos años en el pueblo, sin haber necesitado volver a pasar por el Sanatorio psiquiátrico.
JOTAPE
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