domingo, 13 de enero de 2013

XXII- De vuelta a la Rebotica: I -Alienigenas.




                                                                                                 XXII


                                   DE VUELTA A LA REBOTICA 

                                (I)   
    
      ALIENIGENAS   y  terrigenas



                                                      
                              
                              

    Aquella tarde tuvimos mucho trabajo en la Rebotica. Los dermatólogos se empeñaban en recetar preparaciones magistrales, y dedicamos mucho tiempo a hacer pomadas, suspensiones y ungüentos, que debíamos de elaborar con esmero. Me daban mucho quehacer, pero sentía una gran satisfacción, porque sabía que varios médicos recomendaban, que fuera precisamente yo el que los preparase.  Estaban seguros que bajo las órdenes de D. Manuel seguiríamos con meticulosidad la bella recomendación de: H.S.A., “hágase según ARTE”.
    Se nos había hecho muy tarde y casi todos se habían ido. Solo quedaba D. Manuel, D. Candido y yo, cuando llego Gumersindo, acompañado de una  encantadora amiga.  Nos la presentó, dejando entrever el mucho afecto que le tenía. Era María Reynante, una compañera, como de  unos 30 años, licenciada en Filosofía.
 Estaba muy interesada en que le confirmásemos lo que  Gumersindo le había contado sobre los extraterrestres.
  Aunque estaba segura de la existencia de  otros seres y reconocía haber tenido experiencias extraordinarias que prometió contarnos, no estaba totalmente de acuerdo con las informaciones que le diera Gumersindo sobre extraterrestres.
 -Me dijo Sindo que estáis seguros de la existencia de extraterrestres  y que incluso se pusieron en contacto con vosotros-empezó por decirnos-. Me cuesta trabajo creer que fueran ellos; mi experiencia me dice que no se trataría de extraterrestres, mas bien serian seres bastante mas próximos a nosotros.
  -¡Hemos hablado con ellos!,-intervengo, con seguridad.
  -No dudo que así lo creáis, pero como os diré, las cosas pueden ser diferentes, mucho más simples y tener una explicación más lógica. No me discutiréis, que en la Tierra hubo  multitud de caminos en la evolución, alguno de los cuales pudiera haber  determinado la aparición de criaturas tan capacitadas, que incluso podríamos llegar a situar por encima de los homínidos.
  -¿Qué quieres decir?- interrumpo.
  -Simplemente, que si no habéis llegado a identificar en La Tierra, otros seres superiores, no es suficiente para que dudemos de su existencia, si ellos no se nos dan a conocer y quieren seguir permaneciendo ocultos.
  -No me parece posible. No lo veo nada  claro; porque es evidente que los  humanos somos los primates más avanzados -reflexiona D. Candido,-la evolución experimentada por los  homínidos hasta llegar a los Homo sapiens, nos sitúa en la  cima de todo el proceso  evolutivo.
  -Realmente, no estoy de acuerdo –interviene María-.El hombre engreído y presuntuoso, con una arrogancia, que resulta imperdonable,  se situó con “su” planeta Tierra, como si fuera el centro de la creación, en torno al cual giraría el resto del Universo. Eso no se parece en nada a la realidad que hoy conocemos.
 -Efectivamente, por supuesto que la Tierra no es el centro de la “creación”  -señala  Gumersindo-, y que al día de hoy, podemos asegurar que existen otros mundos habitados por  extraterrestres.
  -Si, pero tampoco es lo que quiero decir- afirma María-. Aunque  pudiera estar conforme en la posible existencia de extraterrestres,  no tengo la menor duda de que en nuestro planeta ha habido muchísimos  caminos evolutivos, que han  originado infinidad de seres, algunos muy desarrollados, que existieron y aun existen, aunque los humanos no sepamos de su presencia.
  El genial descubrimiento de Charles Darwin descrito en: “EL ORIGEN DE LAS ESPECIES, por medio de la selección natural”, no solo sirvió para explicar la evolución hasta los homínidos, sino que abrió un abanico de posibilidades para conocer la aparición de diferentes ramas   con infinidad de especies.  Mediante la adaptación al medio exterior, se produjeron las mutaciones genéticas, que determinaron el desarrollo de muchas especies, en la cima de las cuales seguís colocando erróneamente al hombre. ¿Porque no van a existir otros seres, que por otras líneas evolutivas pudieran haberse adelantado  al homo sapiens?.  
  - No estoy de acuerdo.¿ Donde estan?- pregunto.
 - Si,  ¿donde están?- repregunta D. Candido.- No debiera de hacer falta que recordásemos que la materia surgida de la “Energía”, por la “explosión” del Big Bang, pasó del crecimiento lentísimo de los minerales,  al patrón rápido de los vegetales. Otro gran salto lo supuso pasar de la inmovilidad de los vegetales al dinamismo de los animales, que progresivamente se diversificaron en múltiples especies. La rama que evolucionaría hacia los primates aceleró mucho mas su progreso, en cuanto lograron comunicarse entre si,  culminando cuando algunos mamíferos cuadrúpedos, que se refugiaban en los bosques, pasaron a vivir en el suelo, adaptándose a la  bipedestación, y a una dieta omnívora, con mas proporción de proteínas animales, que  incrementó su desarrollo cerebral y las funciones intelectuales, adquiriendo la capacidad de elaborar ideas propias y tener conciencia de si mismo. Al lograr articular palabras, con la aparición del “lenguaje” hablado, le permitió el     intercambio de conocimientos y experiencias, que grabadas en los genes se transmitirían a sus descendientes, incrementándose de ese modo la  capacidad intelectual de toda la especie.
  Sin embargo- interviene María- querría resaltar, que al mismo tiempo que aquellos primeros organismos vivos (células, priónes, virus o………lo que fuera), se desarrollaron para culminar en el homo sapiens; por otras ramas del árbol de la evolución surgieron infinidad de criaturas, algunas de las cuales pudieron  alcanzar un desarrollo psíquico sorprendente, con una estructura corporal minima, de tal  modo que sin perder energía en la construcción de su estructura corporal, potenciaron sus facultades intelectuales, y  se situaron por encima de los primates.  
   - Me parece una bella fantasía que nos digas que hace un   millón de años, a la vez que los primates, habrían surgido desde otras ramas del árbol de la evolución seres prodigiosos, en los que dominaba la capacidad energética sobre la masa corporal, que lograron desarrollarse ocultos a nuestra vista; ¿pero como lo han logrado?. ¿Dónde están? ,-pregunta nuevamente D. Manuel-
   -Aquí, sobre nosotros, poblando no solo la débil  corteza terrestre, sino que se expandieron por las capas externas de la atmosfera del planeta desde la Troposfera a la Ionosfera y quizá a la  Magnetosfera, mas  allá de los 10.000 km., para los que la fina capa de La Tierra solo serviría de apoyo ocasional. Allí como peces en el agua, disponen de mucho mas espacio para vivir y desarrollarse, del que tenemos los humanos,  limitados  a tener que vivir permanentemente pegados a la corteza.
 El que no los tengáis identificados y  no hayáis sido capaces de conocerlos en toda su realidad, nada significa. Son nuestros vecinos del piso principal, a los que solo alguna vez intuimos, y que no conocemos, porque ellos así lo quieren; a los que seguramente tampoco les importamos, mientras no les estorbemos.  Son criaturas terrestres que con nuestros sentidos humanos no somos capaces de captar, por estar fuera del espectro que podríamos percibir. Seres superiores, muy capacitados y avanzados,  aunque posiblemente carezcan todavía de la tecnología que les permitiría explorar el Universo, a los que alguien ha llamado  Alienigenas, (del latin: extraños o ajenos); pero que no son “extraterrestres” ajenos, son criaturas procedentes de La Tierra, a los que con propiedad debiéramos de llamar Terrigenas, fruto de la evolución, por una rama distinta de la nuestra;  que aunque  existen, no nos prestan atención, pero que sin duda, algunas veces, nos habrán interferido, ocasionando sucesos o situaciones, que no hemos sido capaces de interpretar  y que con nuestro materialismo exagerado hemos considerado quiméricas, al no entrar dentro de los patrones científicos que dominamos, pues aun no hemos sido capaces de comprender y aceptar la importancia del potencial “energético-espiritual” que poseemos y que sería lo único que nos permitiría conectar con ellos.
  Tengo pruebas de que existen e incluso de que muchos humanos los conocen y llegaron a comunicarse con ellos; aunque la comunidad científica no lo acepte, porque con los elementales aparatos sensoriales del homo sapiens: vista, oído, olfato, gusto y tacto, no se logran captar los estímulos  electromagnéticos que producen y que permitirían localizarlos.
 Realmente para percibirlos tendríamos que utilizar de algún modo nuestra capacidad y potencia animico-espiritual, que los  sabios científicos desprecian considerándola  fruto de la fantasía, la ignorancia o incluso de enfermedad mental. Se trata de seres extraordinarios con los que muchos pueblos  primitivos llegaron  a  contactar, identificándolos como: divinidades, ángeles o dioses, pero que no eran otra cosa que  criaturas terrestres que se habían desarrollado por otra línea evolutiva; con tan intensa capacidad energética, pero prácticamente sin masa como si fuesen fotones o gravitones, que solo son percibidos por quienes habían cultivado la faceta espiritual del ser humano, fueron capaces de comunicarse con ellos.
   Mi deseo de conocer esa posible realidad, fue lo que decidió a viajar a  aquellos lugares en donde pudiera obtener una información fiable.
   Para intentarlo, hace unos 5 años fui a  Méjico, en donde logré participar en algunas ceremonias de los indios Huichol, lo que me permitió bajo los efectos  de un pequeño cactus: el peyote, acceder a unos niveles de conciencia superiores, para de ese modo lograr contactar con las divinidades mejicanas, que sus antepasados habían conocido, cuando en tiempos remotos habían habitado la tierra. Prueba de su existencia son los grabados y altorrelieves ocultos en ciertos santuarios, donde quedaron representadas sus imágenes. También se conservan,  como sabéis, gigantescas pirámides sobre las cuales celebraban ceremonias y sacrificios intentando llamar su atención, invocándoles para que volvieran y les protegiesen, como si de dioses se tratase. Eran terrígenas, no alienígenas, sabedores de que la materia era como una prisión, en la que estaban encerrados de tal modo  que cultivando su potencial anímico-espiritual, lograron librarse del lastre que suponía, lo que les permitió  extenderse  por el Universo solar.
 Os diré aun más; ellos son los mismos, que como divinidades conocieron en la India, y quienes desde otra perspectiva describieron griegos y romanos como  dioses  pobladores del Olimpo.
-Me parece una bella fantasía, por eso como santo Tomas quisiera poder “meter los dedos en las llagas”;- interviene  D. Candido.
-Pronto os demostraré que es así- afirma con contundencia María.-Pero ahora contadme todo lo que sabéis de los alienígenas.
 Sus teorías y convicciones nos habían  dejado perplejos y sus promesas  intrigados.
    Por eso, aquella noche después de relatarle todas nuestras experiencias, descubrimientos y contactos con los extraterrestres glienenses, nos despedimos fascinados, meditando sobre lo que podría llegar a revelarnos María Reynante, sobre  algo tan cercano en el tiempo, como la historia Mitológica de  Grecia y Roma, en la que algunos estábamos empezando a creer.

                                                                         JOTAPE


                              (Finalizaremos con:II- Terrígenas o Divinidades). 


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