(VIOLENCIA
DE GENERO )
XXIII
LA ESPECIE HUMANA
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UNA ESPECIE
DOS
SEXOS
Ha llegado el momento,
de que en los países occidentales mas desarrollados, se haya iniciado el camino,
para encauzar y tratar de resolver el problema de la desigualdad entre hombres
y mujeres.
Hace menos de 100 años
fueron los movimientos feministas los que comenzaron a reclamar los derechos de
la mujer, que tendrían que ser iguales a los del hombre.
Gracias a ello esos
derechos empezaron a ser reconocidos, de tal modo que en la actualidad la mujer
está logrando alcanzar puestos de responsabilidad en todos los ámbitos: la política,
la universidad, la investigación, el trabajo, el ejército, el deporte, etc.
Sin embargo, nos estamos
encontrando con que esto solo es el comienzo, ya que en muchas otras partes del
mundo continúan siendo victimas de actos violentos, prohibiciones, agresiones, ablaciones,
trabajos vejatorios, matrimonios indeseados y todo tipo de maltratos, por el
simple hecho de pertenecer al sexo femenino.
Para tratar de ponerle
remedio se ha planteado últimamente el tema de la llamada Violencia de género,
considerando todo tipo de agresiones a la mujer como un delito, para así tener una base legal,
que permita castigar con severidad esos
abusos.
Nos parece, sin embargo, demasiado simple,
tratar de remediar la opresión sobre la mujer, únicamente con medidas
coercitivas, ya que se trata de un problema muchísimo mas complejo que para resolverlo
debemos de examinarlo desde una perspectiva muy ambiciosa, que no se puede
limitar a evitar las agresiones que sufre, sino que es necesario remediar la
falta de derechos y de libertad que viene padeciendo y eliminar las causas que ocasionaron
esta situación.
La realidad es que los varones
desde siempre, se habían erigido en dictadores, considerándose seres superiores
y los únicos capacitados para dirigir los destinos de todos los habitantes de La Tierra, pontificando
sobre las características biológicas de
las diversas especies, situando a la humana y concretamente al sexo masculino
en la cima de todas las demás, sin siquiera plantearse la posibilidad de que
pudiese existir otra especie superior, que no hubiésemos sido capaces de
conocer. (1)
Los avances científicos y la aparición de las
doctrinas evolucionistas, nos están permitiendo empezar a explicar el porque de los
problemas que viene sufriendo el sexo femenino.
Recordando que la materia surgida de la “ENERGIA”
(2), por la
explosión del Big Bang, determinó la aparición de la Tierra y el crecimiento
lentísimo de los minerales, hasta llegar al patrón rápido de los vegetales, para mas tarde dar un gran salto evolutivo, y pasar
de su inmovilidad al dinamismo de los animales, que progresivamente se diversificarían
en múltiples especies.
La rama que había evolucionado para constituir
los primates, aceleró mucho su progreso, en cuanto algunos mamíferos
cuadrúpedos, que se refugiaban en los bosques, bajaron a vivir en el suelo,
adaptándose a la bipedestación. Una
dieta omnívora, con más proporción de proteínas animales, favoreció su
desarrollo cerebral y las funciones psíquicas. El haber logrado articular palabras y la aparición
del “lenguaje” hablado, les permitió comunicarse entre ellos e intercambiar experiencias
y conocimientos, que quedarían grabados
en los genes, para transmitirse a sus descendientes. Esto potenció un notable desarrollo
intelectual de toda la especie, que así incrementó considerablemente su
progreso, adquiriendo la capacidad de elaborar ideas propias, reflexionar y
tener conciencia de si mismo.
Sin embargo, hemos de resaltar que la especie
humana, sometida a los mecanismos que rigen la propia
naturaleza y que constituyen las llamadas Leyes naturales, quedó constituida por dos sexos, anatómica y
biológicamente diferentes.
Gracias a esa diferencia
en dos sexos, se produjo la evolución, el desarrollo y el extraordinario progreso
de la especie, para no caer en la degradación y degeneración que supondría la clonación
o la reproducción endogámica.
Los primeros homínidos para lograr extenderse por toda la Tierra sin sucumbir, tuvieron
que proteger en lugar seguro, a lo que seria más importante y esencial en la
especie: las madres reproductoras y las crías, para conseguir la perpetuación de la humanidad.
Mientras los machos en pocos minutos culminaban la función reproductora, las madres
y las crías precisarían de una atención
especial durante años, mantenidas a buen recaudo, ante los riesgos a los que
estaban expuestas en aquel mundo hostil.
Serian los
machos quienes se encargarían de la defensa y de conseguir alimentos, aprovechando,
por otra parte algunos minutos, para
extender y diversificar la especie entre
otras familias.
Eran las hembras indispensables, por ser las únicas capacitadas para perpetuar la especia,
como eslabón esencial de la cadena humana, limitado el macho, con un cromosoma “y
mutilado”, a la función de mensajero entre las cadenas genéticas de su madre y
esposa.
Cobijar y refugiar a las hembras y sus crías
en la seguridad de las viviendas, que era sin duda la mejor manera de protegerlas,
se fue convirtiendo en una forma de someterlas y utilizarlas, manteniéndolas a su
disposición, pero privándolas de todos los derechos y reconocimiento, que como
cualquier ser humano, la mujer tiene que disfrutar y hay que reconocerle.
Ambos, mujeres y hombres
con un desarrollo cerebral paralelo y una capacidad intelectual semejante, tenemos
similares inquietudes e ilusiones, aunque con matices diferentes, siguiendo los
patrones de comportamiento de los seres
que constituyen el reino animal y sometidos a sus leyes: desde las reacciones reflejas
más elementales, propias de seres mas primitivos, hasta los mas complejos actos
voluntarios, pasando por los instintos, de
los que por su gran interés nos vamos a ocupar.
Los instintos son pautas de comportamiento con
un potencial de acción enorme, gracias a los cuales las especies han
evolucionado, se han perfeccionado y
progresado, logrando que la humana haya alcanzando el extraordinario desarrollo
actual, pero que el hombre civilizado y culto ha de ser capaz de dominar y no dejarse llevar por su fuerza impulsiva.
Los instintos
esenciales, comunes a animales primitivos y seres humanos inducen de algún modo
a que todos los seres lleguen a estructurar una organización social, respondan
a las situaciones de alarma, busquen alimentos y pugnen para lograr la
reproducción, llegando incluso a la violencia contra sus semejantes, para
tratar de salir victoriosos ante cualquier tipo de obstáculo.
Seria imposible que
tratásemos de hacer una enumeración y
descripción completa y ordenada de los instintos, como pretenderlo de
las infinitas leyes de la
Naturaleza; así que fundamentalmente nos centraremos en dos
importantes grupos de tendencias instintivas,
las de Supervivencia del
individuo y las de Conservación de la especie, que han
permitido a la humanidad superar todo tipo de calamidades y sufrimientos, logrado
sobrevivir a guerras, epidemias, campos de exterminio e ingenios nucleares,
creados paradójicamente por las gentes de los países que se consideraban mas
“cultos” y “civilizados”.
Los Instintos vitales de Supervivencia del Individuo, que se
podrían superponer en machos y hembras, son unos para la Nutrición, como el hambre y la sed; otros de Dominio, como el ansia de poder, mando, opresión o tiranía; para la Defensa, que desencadenan: taquicardia y
horripilación; los de Lucha: gritos, enfrentamiento, agresión, y finalmente
hemos de resaltar los de Belleza y
atracción tan arraigados en las hembras de nuestra especie, que les incitan a presentarse
seductoras y hermosas, mientras que en los varones suelen destacar mas los de Vigor, energía, corpulencia, dominio e
incluso violencia, que puede llegar a traer graves consecuencias.
Los instintos de Conservación de la Especie, suscitan por
una parte Necesidad sexual y
por otra el Cuidado y protección de los hijos.
La Necesidad sexual, como primera fase en el
instinto de conservación de la especie, aunque es común a los dos sexos,
biológicamente tiene diferencias muy significativas. Así la participación de la mujer va estar
condicionada por la ovulación, que se produce cada 28 días y solo a lo largo de
unos 35 años, interrumpida por periodos mínimos de un año, durante los
embarazos y la lactancia, y prolongándose durante bastantes años, hasta que los
hijos adquieran autonomía.
Sin embargo la intervención
del varón, que aun sigue resultando indispensable, puede durar simplemente unos
minutos.
Por eso es fundamental que cada sexo tome
conciencia y conozca la condición, las características y las “necesidades” del
otro, si los “deseos” de actividad sexual no coincidiesen exactamente en el
tiempo, y las exigencias incontroladas del varón, pudiesen conducirlo en alguna
ocasión a la inaceptable violencia, contra
la que es indispensable luchar con toda contundencia.
Esta situación puede agravarse mucho, cuando
al instinto de reproducción se suman los de poder y posesión, de tal modo que
bajo el pretexto de perder el dominio de la que considera “su” pareja, pueda
conducirlo al homicidio, aunque le ocasione la pérdida definitiva de la persona
“deseada”.
Sorprendentemente esta
situación llega a agravarse aun más, cuando paradójicamente se produce el
suicidio del agresor, tras el asesinato de la pareja. Por eso estos casos, no debiéramos de enfocarlos exclusivamente
de violencia de género, sino de conducta autodestructiva y de renuncia a la
vida, como consecuencia de la ineficacia biológica que él mismo varón ha
provocado, al haber perdido la posibilidad de reproducirse con la pareja que
“necesitaba” y había seleccionado, a la que erróneamente había considerado como
propia, por un exagerado instinto primitivo de dominio y posesión.
Por eso es necesario que tengamos en cuenta el riesgo de homicidio, seguido del
suicidio, que aunque no encaje perfectamente en el limitado concepto de
violencia de género, es una realidad que se pueda producir con demasiada
frecuencia.
En nuestra especie, a
diferencia de las demás, por encima de la conducta refleja e instintiva están facultades
superiores como la Voluntad y Conciencia moral, con capacidad para
imponerse y dominar los instintos, de
tal modo que las decisiones y las
acciones ultimas deben de ser fruto de la inteligencia, la reflexión, la conciencia y los sentimientos
superiores, gracias al componente anímico-espiritual de los seres humanos, que por
todos los medios se debe de potenciar.
Hay que tomar medidas
para que el hombre actual y “civilizado”, con capacidad intelectual evidente,
para reflexionar, comprender y decidir,
desarrolle una firme voluntad para controlar sus primitivos
instintos, evitando cualquier posible ataque a sus compañeras de especie y que sus impulsos pasionales pueden llevarlo
a abusos y extravíos, debiéndose “concienciar” de que ambos, hombres y mujeres, desde la concepción han de disfrutar de
los mismos derechos y similares deberes.
El enfrentamiento
violento entre los dos sexos, que acabaría con la derrota y exterminio de uno
de ellos, sería la forma más rápida, para llegar a la extinción de la especie
humana de la faz de la Tierra
en una generación.
El varón si no quiere desaparecer, ha de tener en cuenta que en la actualidad su papel
como vehiculo para la conservación de la especie ha cambiado, de tal modo que su
función no puede limitarse a “favorecer” a la hembra con el acto reproductivo y
el “alivio” de su necesidad instintiva, para continuar manteniendo una actitud
de dominio y opresión sobre las hembras,
sometiéndolas a una “protección” que ya no precisan. Debe de tener en cuenta,
que el sexo femenino, con los avances alcanzados,
estaría muy pronto capacitado por si mismo para el mantenimiento y conservación de la
especie. Por eso no se debe de consentir
de ningún modo, que hoy dia la actuación del hombre se limite a ser
exclusivamente el portador de un “suministro” que actualmente, sin necesidad de
ser mensajero, se puede guardar y perpetuar en un Laboratorio.
Tiene así el hombre que
participar con mayor entrega en lo que ha de significar el instinto
“paterno-maternal”, en el cuidado de los hijos, lo que por fin empiezan a
acometer algunos de nuestros jóvenes padres, y que sorprendentemente ya algunas
especies de animales inferiores venían realizando en el cuidado de las crías,
embriones o huevos, alternando machos y
hembras.(3)
El complejo tema de la
llamada violencia de genero, no deberá de limitarse a castigar el daño físico a
la mujer, sino también cualquier tipo de
maltrato psicológico, desatención, desprecio y perdida de libertad, que le impida desarrollarse como persona, con ridículas
prohibiciones para realizar actividades culturales, deportivas,
religiosas o lúdicas, obligandola a hacerse “invisible”, como ánfora
de Pandora, que encerrase todos los males.
La mujer, con una
capacidad similar a la del varón, ha de disfrutar de todos los derechos y “aun
mas”, teniendo en cuenta que hoy por hoy siguen siendo el eslabón esencial para
la continuidad de la especie; por ello habrá que facilitársele la posibilidad
de que pueda conciliar la maternidad con la actividad laboral, a la que aporta características
propias e indispensables, que no poseen los varones. De hecho dado que los
cerebros masculino y femenino tienen capacidades innatas similares, pero
matices diferentes, la unión de esa diversidad
va a producir un enriquecimiento notable a la descendencia.
Por otra parte habrá que defender a las
mujeres de toda violencia, incluyendo el maltrato a los hijos, que por la
fuerza de ese instinto maternal representa una forma grave de violencia de
genero; pues aunque el legislador lo ignore, los hijos, biológicamente, son mas
de las madres que de los padres, representando para muchas de ellas la esencia
de su sexo.
La lucha contra la
violencia de género ha de prevenir cualquier tipo de desatención o abuso contra sus hijos, con
medidas de apoyo, amparo, tutela y protección. Así cuando las parejas hayan decidido unirse
para procrear deberán de asumir el grave compromiso que voluntariamente han
decidido contraer, teniendo desde ese momento que anteponer los derechos del niño concebido, a cualquier
otro que “a posteriori” quieran defender como suyo propio. No pudiendo
permitirse en ningún caso, que los hijos pueden ser victimas de los caprichos
de los padres, que pretextando su libertad, los intenten utilizar a su antojo
sin tener en cuenta su compromiso ineludible de: cuidarlos, educarlos y
enseñarlos en el hogar “de los hijos”, no utilizándolos como objeto,
que puedan hacer pasar de casa en casa, con beneplácito de las Autoridades.
Fueron siglos de abusos sobre la mujer, con
los que hay que acabar en todos los países, y no cabe el argumento de decir que
la mujer fue tan valorada, que al considerarla como la portadora de la
capacidad de perpetuación de la especie, se la había protegido con esmero, encerrándola
materialmente, para defenderla de posibles agresiones, sin aceptar que ese
encierro para “protegerla” era el primer
abuso al que se la sometía, privándola del derecho mas elemental: la libertad.
Sin embargo conseguir
esto en todas partes, va a ser una tarea muy complicada y larga; tanto que aun
en los países occidentales no está resultando nada fácil.
Es necesario que las autoridades tomen las
medidas necesarias presionando a todos los gobiernos y organizaciones políticas, religiosas, culturales y sociales, para
que se respeten los derechos de hombres mujeres y niños. Por eso queremos empezar
resaltando la importancia de la aprobada Declaración
Universal de los Derechos humanos,
que defiende la igualdad de dignidad y derechos de ”todos” los seres humanos, que habrá que anteponer a cualquier otra
idea o creencia.
Las actuaciones
policiales y judiciales, cada vez más eficaces, permitirán a las mujeres vivir
en libertad, defenderse y sentirse protegidas de potenciales agresores.
Sin embargo queda mucho
por hacer. Se debe luchar para modificar la mentalidad de muchas
mujeres que por su cultura, religión o costumbres aceptan una seria de
principios que les coartan la libertad y que no denuncian, a los maltratadores, soportando
mantenerse bajo el control de su familia,
esposo, estirpe, religión o credo, acatando una sumisión que les impide
adquirir la formación cultura y libertad que les permitiría realizarse como
personas y disponer de una capacidad de decisión que no pueda ser limitada en
aras de unas tradiciones, creencias o costumbres.
Por eso la lucha contra la
violencia de genero no puede conformarse con el castigo ante la denuncia, sino
que debe de tener una fase preventiva de asesoramiento, formación, instrucción
y educación, a todo el mundo, iniciada desde la escuela, en que se reconozcan los
derechos de la mujer partiendo de la realidad que supone las diferencias sexuales
entre varones y hembras, para que los impulsos instintivos de unos y otros, se controlen
en aras de una convivencia pacifica.
En España se han empezado
a tomar importantes medidas de protección de la mujer, para que se sienta amparada,
defendiéndola de posibles agresiones, explotación sexual y trata de seres
humanos, que desgraciadamente pueden sufrir también jóvenes, menores y hasta niños,
de ambos sexos, por parte de hombres desalmados, pero también por mujeres, para
lo que se han establecido instituciones, residencias y albergues, en donde a todos
se les da cobijo y reciben atención, protección, asistencia, educación, ayuda y
consejo.
========= (Por su importancia no
quiero dejar de informar, que he tenido noticias de la existencia del telefono 016, al que cualquier persona
victima real o potencial de violencia de género, en su sentido más amplio, puede
acudir con total discreción y reserva, para recibir: consejo, orientación, protección
y ayuda de todo tipo, sin que quedad señal alguna de la llamada).
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1-En alguna ocasión hemos
planteado la posible existencia de otra
especie superior a nosotros, originadas en nuestro planeta. / ver nuestros
fantásticos escritos sobre “terrígenas”.
2-¿Divina?.
3- En algunas familias de
pingüinos y otras aves, participan
machos y hembras en la fecundación de los huevos y cuidado de los hijos.
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JOTAPE
No se cargan lo vídeos.
ResponderEliminarLas razones biológicas y sociales que explican la violencia contra la mujeres, en todos sus manifestaciones, muchas de ellas muy sutiles, las explicas divinamente.
Tal y como está la situación actual, creo que estamos frente a un retroceso, incluso en occidente. A pesar de las medidas jurídicas y policiales, no habrá verdadera igualdad en lo social y respeto en las relaciones si no se aborda desde un punto de vista global, pero sobre todo de principo moral,Kantiano.
Un imperativo de respeto hacia todo ser vivo, asumido desde la cuna. Habría que ver como se reconduce esa carga instintiva de dominio con elque carga el varón humano.
Y luego están religiones como el Islam que avanza en todos los continente y reduce a la mujer a una cosa al servicio del hombre. Respeto las creencias, pero no el dogma religioso que somete a la mujer a un instrumento de utilidad, sin permitirle la libre elección.
Que pases un buen fin de semana.