XXIX
                      DE
PUERTO PESQUERO
                                      A
                        PUERTO DEPORTIVO
 Recientemente las
limitaciones que suponía el reducido tamaño de la Ria, para llegar a ser un gran
puerto, fue seguramente lo que incitó a un grupo de ilusionados ribadenses, a establecer
los cimientos de lo que iba a ser el Real  Club Náutico de Ribadeo en Porcillán,  que empezó por la instalación  de los primeros amarres  y la colaboración de un  marinero que acercaba las tripulaciones a tierra.
   La adquisición de una modesta grúa, y  la colocación de "cadenotes",
seguida de otras mejoras y de interminables gestiones administrativas, abrieron
 las puertas a  lo que hoy se ha logrado, con el
establecimiento de centenares de puntos de  amarre sobre 
pantalanes flotantes,  iluminación,
agua potable, combustible, rampas de varado y 
modernas grúas, capaces de levantar embarcaciones de  hasta 
35 / Tm., además de magnificas edificaciones en tierra firme, con  servicios administrativos, aduana, radio,  restaurante, cafetería, duchas, aparcamiento,
 etc. así como la organización de  cursos de formación, para todo tipo de
actividades náuticas, pesqueras y de buceo, y diversas competiciones, todo lo
que  ha  determinado que en Club haya llegado a ser
puerto de referencia  para  navegantes de toda Europa.
                                                                
        
  Dentro de pocos días empezarán las Fiestas de la Virgen del Carmen, patrona
de los marineros.
    Aquella
mañana había madrugado, para salir con Fernando a los calamares. 
  Todavía estaba solo en el bar, sintiendo el
agradable  calor de la taza de café con
leche, que apretaba entre mis manos.
    Por la puerta entreabierta, se veía como las
primeras brisas y la resaca  hacía  que se balancease el bosque de palos y vergas
de las embarcaciones amarradas en los pantalanes flotantes.
   Esto me hizo pensar, en el homenaje que merece
 la labor de quienes se esforzaron en
convertir lo que era el refugio natural de la Ria de Ribadeo, en el moderno puerto que es hoy
día. 
    Años atrás, aprovechando las características
generales que  brindaba la Ria, y las especificas de las ensenadas
de Vilavedelle o la Linera,
así como  de  las Calas de " Figueirua, Vilavella",
Cabanela y Porcillán, se instalaron en ella: puertos, fabricas de conservas y
astilleros.
   Era sabido
que en  nuestra  Ria se habían construido desde el siglo XVI,
barcos de madera para la Armada
española, y de pesca, pasaje y cabotaje, que gracias  a la brillante iniciativa de los Gondán, en
los últimos años, pasarían a ser de hierro, 
   Hacia dos  siglos que  desde el puerto de Porcillán, partían veleras
fragatas, bergantines y goletas, de armadores ribadenses, para los países Bálticos
e Hispanoamérica.   En aquellas épocas de aislamiento, las
posibilidades de comunicación que daba la navegación, facilitaba el intercambio
comercial con todo el mundo, para la exportación e importación de materias
primas, conservas,  mercancías y licores  como el kummel de Riga,  que era conocido en España,  "como de Ribadeo",  por ser este el principal puerto de entrada,
para su distribución por toda la
 Nación.  
   La facilidad de tener los barcos "a pie
de casa" había abierto las puertas a la emigración a toda la America Española,
en donde gallegos y asturianos encontraban el trabajo y beneficios que su
Patria les hurtaba.
     En aquellas tierras, tras años de duro
trabajo, no pocos pudieron  regresar
orgullosos de los frutos  conseguidos.   Prueba de lo cual son las abundantes y bellas
casas de tipo colonial, que hoy día, admiramos a lo largo de toda la Mariña, construidas
por  quienes regresaron tras haber hecho
fortuna.   Muchos de los cuales venían imbuidos
de una inquietud altruista que los impulsaba a construir: escuelas, colegios, edificios
públicos, centros culturales y fundaciones agropecuarias o simplemente embarcaciones
de pesca, en donde dar trabajo a familiares y convecinos. 
 Recientemente las
limitaciones que suponía el reducido tamaño de la Ria, para llegar a ser un gran
puerto, fue seguramente lo que incitó a un grupo de ilusionados ribadenses, a establecer
los cimientos de lo que iba a ser el Real  Club Náutico de Ribadeo en Porcillán,  que empezó por la instalación  de los primeros amarres  y la colaboración de un  marinero que acercaba las tripulaciones a tierra.
   La adquisición de una modesta grúa, y  la colocación de "cadenotes",
seguida de otras mejoras y de interminables gestiones administrativas, abrieron
 las puertas a  lo que hoy se ha logrado, con el
establecimiento de centenares de puntos de  amarre sobre 
pantalanes flotantes,  iluminación,
agua potable, combustible, rampas de varado y 
modernas grúas, capaces de levantar embarcaciones de  hasta 
35 / Tm., además de magnificas edificaciones en tierra firme, con  servicios administrativos, aduana, radio,  restaurante, cafetería, duchas, aparcamiento,
 etc. así como la organización de  cursos de formación, para todo tipo de
actividades náuticas, pesqueras y de buceo, y diversas competiciones, todo lo
que  ha  determinado que en Club haya llegado a ser
puerto de referencia  para  navegantes de toda Europa.
    Por fin llega Fernando, mi idealista compañero
de pesca, que contemplando aquel bello amanecer,  comenta:
    -Es
maravilloso que Ribadeo cuente con este magnifico Club Náutico y Puerto comercial,
que tanto nos enorgullece, de los que deben de ser legítimos usufructuarios los
viejos marineros, que vivos o en el recuerdo han de seguir paseando con sus
nietos a la orilla de ese mar,  su mar, al
que dedicaron la vida. 
                                                                 
(publicado en el programa de Festas do 
Carme.- Ribadeo 2014) 




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