jueves, 24 de enero de 2013

XXII-De vuelta a la Reb(II). Terrigenas o Divinidades





                     XXII


         DE VUELTA A LA REBOTICA  

                                       (II)
                  TERRIGENAS   o   DIVINIDADES

                            


                            

   La noche anterior le habíamos relatado a María Reynante los misterios que encerraban los planetas de la estrella Gliese-581, habitados por extraterrestres y los prodigios del fantástico espejo de la Rebotica.
 Sin embargo, sus teorías sobre la existencia de seres mitológicos próximos a nosotros, la posibilidad de que el homo sapiens no representase la cima de la evolución de las especies en la Tierra y los prometidos relatos sobre sus viajes nos tenían intrigados.  
  Parecía tan segura de si misma, que ya algunos de nosotros empezábamos a pensar que sus teorías, pudieran tener cierta  realidad.
 -Si en la Tierra se ha demostrado el origen de las diversas especies por evolución natural, desde un tronco común -¿por que no admitís la posibilidad de que por otro camino hubiesen llegado surgir criaturas con  una capacidad superior a la  nuestra?  -vuelve a insistir María. –Estoy convencida de que es solo el orgullo humano lo que ha impedido aceptar que pueda haber otros seres muy evolucionados, que al no haberlos podido identificar, prefirieron  tachar de incultos y despreciar a quienes defendiesen su existencia.  
  -No niego que fuese posible, -comenta Gumersindo, que ya empieza a convencerse de que María pudiese tener algo de razón,- y que ocurriese como en la  fabula de la zorra y las uvas, que al no poder alcanzarlas, las miraba con desprecio diciendo que no estaban maduras.
  La reducida tertulia de aquel día prometía ser muy interesante.
  No debiera sorprenderos,- continua María- que solamente  aquellos pueblos que cultivaron su potencial anímico-espiritual, fueron capaces de  conocer a aquellas  criaturas que habitaron la Tierra, hace muchos miles de años, de las que se conservan como recuerdo signos y señales gravados en sus lugares de culto.  Había sido tal la capacidad alcanzada en su desarrollo evolutivo, que su potencial energético, les había permitido  “despegarse” de la corteza terrestre, extendiéndose por todas las capas de  atmosfera, como peces en el agua.
   Sus características, aunque no se parezcan a las de los hombres, se ha  escapado de tal modo a nuestro conocimiento, que para tratar de describirlos tenemos que echar mano del modelo que conocemos, de los humanos, describiéndolos con: cuerpo, brazos, manos, pies, cabeza, y ojos, boca, etc.; a su “vida” como: nacimiento, matrimonio, sexualidad, muerte,    etc..; y para  explicar su conducta y sentimientos,  traducida a nuestra lengua: angustia, felicidad, odio, afectos, instintos, amor, tristeza, placer, alegría,  etc.  
    Como os he dicho,ellos no son  seres ajenos, invasores, extraterrestres o alienígenas, sinó ”Terrigenas”, criaturas que han evolucionado en la Tierra, del tronco común de la vida, que con gran capacidad energética e intelectual, han gastado poco en masa corporal que seria relativamente  insignificante, y que son “invisibles” a nuestros imperfectos sentidos, incapaces de captar el espectro electromagnético que generan y con el que se comunican.
  -¿En que te basas para hacer estas afirmaciones?- le pregunta D. Manuel.
  -Tengo pruebas que  obtuve con gran esfuerzo y que os iré exponiendo  paso a paso.
   -Ya os había  adelantado que hace dos años, después de haber estado en  Méjico, me fui a Haití, en donde esperaba conocer los rituales que allí  practican, llegados directamente desde  Africa, cuna de la  humanidad, para poder participar en alguno de sus ceremoniales “vudu” (RADA), y tratar de contactar con sus divinidades.  No me fue fácil ser aceptada. Sin embargo, lo conseguí, a pesar de tener la piel blanca, después de haberles contado mis experiencias en Méjico, donde había estado con los indios Huichol.
 Tuvimos que esperar a una noche negra de Luna nueva, para la ceremonia, en la que con  la iluminación de una gran fogata, el sacerdote ”hougan”,  trataba de llamar la atención de sus dioses.
 La inesperada descarga de una fuerte tormenta con intenso aparato eléctrico, fue la señal de que algo extraordinario estaba empezando a producirse. Nuestro hougan, por fin había conseguido contactar con  una deidad, él Loa Damballa.
   Fueron momentos terroríficos, cuando los asistentes tuvieron que revivir en un instante todos los años de penuria y esclavitud por los que habían pasado sus antepasados, y así por un camino inverso lograr “alcanzar” su anterior vida en las llanuras africanas, de las que fueran reyes y señores, para de ese modo conseguir ese contacto con sus “divinidades”.
 Eran tan monótonos y  sobrecogedores los cánticos de los asistentes, que no tardaron en hacerme caer en un estado de aturdimiento.  Fue entonces cuando  empecé a sentirme confusa y angustiada, como si un infinito poder me invadiera y lo dominase todo, penetrando hasta mi interior.  Sentí que “Algo” grandioso, me estaba permitiendo alcanzar un estado especial e indescriptible, extraordinariamente gratificante.
 Desperté rodeada por los aterradores rostros de aquellos fanáticos haitianos y fue el “sacerdote” vudú, quien me comunicó que la divinidad suprema, Bondye, nos había visitado.
 Había sido tan prodigiosa y estremecedora la situación pasada que le creí, cuando me dijo que a pesar de  conservar la virginidad, me podría haber quedado embarazada.
   Eran las propias divinidades de su Africa natal, las mismas que con otros nombres también veneraban, los aborígenes de la India, China, Tíbet, Egipto, Persia o Perú,  con las que en más de una ocasión, cada uno de estos pueblos, tuvieron contacto. Son las mismas que griegos y romanos consideraron dioses y héroes  mitológicos, a los que describen atribuyéndoles las pasiones, deseos, apetitos, instintos y pasiones, que tenemos los humanos, para así poder entender su “vida”, como si fuera la de criaturas similares a nosotros.
    Habían sido tan estremecedoras  mis pasadas aventuras que, sin pensarlo mucho tiempo, decidí regresar a España, buscando el apoyo y refugio de la familia.
  Sin embargo me encontré con que desde el mismo aeropuerto de Vigo me  ingresaron durante  3 meses en un  Sanatorio psiquiátrico, donde conocí a Sindo.                                            
  Aquello iba a ser una experiencia extraordinaria, quizá incluso mayor que muchas de  las vividas con anterioridad.                     

  Fue allí, durante las interminables “curas” de sueño que me aplicó un ingenuo psiquiatra, donde desconectada de mi entorno, pude acceder a situaciones de conciencia que normalmente tenia veladas, lo que me permitió conocer la estrecha relación que había tenido con una Suprema Divinidad, que me iba a permitir ser madre a pesar de mantener la virginidad.                   
   Pude saber que: el propio     Jupiter, “alter ego” del Bondye de los haitianos, temeroso de que su celosa esposa Juno, conocedora de aquel nuevo desliz de su enamoradizo marido, pudiera querer vengarse en nosotros, nos oculto en aquél modesto Sanatorio, hasta que encontró el momento oportuno para que Esculapio me retirase el hijo, que entregó a Mercurio, mensajero de los dioses, que lo transportaría hasta los dominios lunares de Diana.
   Marius hijo de María y Júpiter,  había llegado a su nuevo hogar, en la cara oculta de la Luna, iluminada por el fulgor permanente de las estrellas, donde habría de pasar por todas las situaciones con las que se encontraría cualquier niño. Bajo la protección de Diana, se educó junto a sus primeros amigos y el joven troyano Ganímedes, recorriendo inimaginables bosques y llanuras repletas de extraordinarias plantas y exóticos animales, compartiendo juegos infantiles, y desde allí realizar largos viajes, en que Júpiter los llevó a conocer el Universo solar.   
   María que mantenía la esperanza de llegar a conocer a su hijo “non-nato”, se sentía feliz, sabiendo que al  haber sido generado por la más destacada divinidad, gozaría de una eternidad  feliz.

   Nos habíamos quedado estupefactos escuchando su fantástico relato.

 Fue D. Candido quien con cierta sorna abrió fuego.-Me parece interesantísimo todo lo que nos has relatado, sin embargo me empieza a costar trabajo entender que en la actualidad nos vuelvas a hablar de divinidades y de Mitología como de algo de real.
   -Te entiendo y estoy de acuerdo contigo en que no es así,- se apresura a responder María-. Efectivamente la vida de los Terrrigenas o “divinidades” no es tal como os la conté; porque al ser tan diferente de la nuestra, para de algún modo tratar de entenderla tenemos que parangonarla, a la que sería si de seres humanos se tratase.
 Y aun os diré más; en la actualidad, no valdrían esos relatos, sino que  para aproximarnos mas a su realidad  tendríamos que utilizar otro lenguaje, imaginando a nuestros vecinos  Terrígenas  situados en  algo parecido al :

……………Ciberespacio…, ……con realidad virtual……, ……como seres interactivos……, ………con información intangible……, ……flotando en Internet……, ……con memoria RAM asombrosa……, ……una grandísima capacidad de almacenamiento en GB……, …… un Software extraordinario……,  ……codificando la información en el ADN……, ……siguiendo los fundamentos de la Bioinformatica………, ………y un largo etc.…….


                                                                                        JOTAPE
                 

domingo, 13 de enero de 2013

XXII- De vuelta a la Rebotica: I -Alienigenas.




                                                                                                 XXII


                                   DE VUELTA A LA REBOTICA 

                                (I)   
    
      ALIENIGENAS   y  terrigenas



                                                      
                              
                              

    Aquella tarde tuvimos mucho trabajo en la Rebotica. Los dermatólogos se empeñaban en recetar preparaciones magistrales, y dedicamos mucho tiempo a hacer pomadas, suspensiones y ungüentos, que debíamos de elaborar con esmero. Me daban mucho quehacer, pero sentía una gran satisfacción, porque sabía que varios médicos recomendaban, que fuera precisamente yo el que los preparase.  Estaban seguros que bajo las órdenes de D. Manuel seguiríamos con meticulosidad la bella recomendación de: H.S.A., “hágase según ARTE”.
    Se nos había hecho muy tarde y casi todos se habían ido. Solo quedaba D. Manuel, D. Candido y yo, cuando llego Gumersindo, acompañado de una  encantadora amiga.  Nos la presentó, dejando entrever el mucho afecto que le tenía. Era María Reynante, una compañera, como de  unos 30 años, licenciada en Filosofía.
 Estaba muy interesada en que le confirmásemos lo que  Gumersindo le había contado sobre los extraterrestres.
  Aunque estaba segura de la existencia de  otros seres y reconocía haber tenido experiencias extraordinarias que prometió contarnos, no estaba totalmente de acuerdo con las informaciones que le diera Gumersindo sobre extraterrestres.
 -Me dijo Sindo que estáis seguros de la existencia de extraterrestres  y que incluso se pusieron en contacto con vosotros-empezó por decirnos-. Me cuesta trabajo creer que fueran ellos; mi experiencia me dice que no se trataría de extraterrestres, mas bien serian seres bastante mas próximos a nosotros.
  -¡Hemos hablado con ellos!,-intervengo, con seguridad.
  -No dudo que así lo creáis, pero como os diré, las cosas pueden ser diferentes, mucho más simples y tener una explicación más lógica. No me discutiréis, que en la Tierra hubo  multitud de caminos en la evolución, alguno de los cuales pudiera haber  determinado la aparición de criaturas tan capacitadas, que incluso podríamos llegar a situar por encima de los homínidos.
  -¿Qué quieres decir?- interrumpo.
  -Simplemente, que si no habéis llegado a identificar en La Tierra, otros seres superiores, no es suficiente para que dudemos de su existencia, si ellos no se nos dan a conocer y quieren seguir permaneciendo ocultos.
  -No me parece posible. No lo veo nada  claro; porque es evidente que los  humanos somos los primates más avanzados -reflexiona D. Candido,-la evolución experimentada por los  homínidos hasta llegar a los Homo sapiens, nos sitúa en la  cima de todo el proceso  evolutivo.
  -Realmente, no estoy de acuerdo –interviene María-.El hombre engreído y presuntuoso, con una arrogancia, que resulta imperdonable,  se situó con “su” planeta Tierra, como si fuera el centro de la creación, en torno al cual giraría el resto del Universo. Eso no se parece en nada a la realidad que hoy conocemos.
 -Efectivamente, por supuesto que la Tierra no es el centro de la “creación”  -señala  Gumersindo-, y que al día de hoy, podemos asegurar que existen otros mundos habitados por  extraterrestres.
  -Si, pero tampoco es lo que quiero decir- afirma María-. Aunque  pudiera estar conforme en la posible existencia de extraterrestres,  no tengo la menor duda de que en nuestro planeta ha habido muchísimos  caminos evolutivos, que han  originado infinidad de seres, algunos muy desarrollados, que existieron y aun existen, aunque los humanos no sepamos de su presencia.
  El genial descubrimiento de Charles Darwin descrito en: “EL ORIGEN DE LAS ESPECIES, por medio de la selección natural”, no solo sirvió para explicar la evolución hasta los homínidos, sino que abrió un abanico de posibilidades para conocer la aparición de diferentes ramas   con infinidad de especies.  Mediante la adaptación al medio exterior, se produjeron las mutaciones genéticas, que determinaron el desarrollo de muchas especies, en la cima de las cuales seguís colocando erróneamente al hombre. ¿Porque no van a existir otros seres, que por otras líneas evolutivas pudieran haberse adelantado  al homo sapiens?.  
  - No estoy de acuerdo.¿ Donde estan?- pregunto.
 - Si,  ¿donde están?- repregunta D. Candido.- No debiera de hacer falta que recordásemos que la materia surgida de la “Energía”, por la “explosión” del Big Bang, pasó del crecimiento lentísimo de los minerales,  al patrón rápido de los vegetales. Otro gran salto lo supuso pasar de la inmovilidad de los vegetales al dinamismo de los animales, que progresivamente se diversificaron en múltiples especies. La rama que evolucionaría hacia los primates aceleró mucho mas su progreso, en cuanto lograron comunicarse entre si,  culminando cuando algunos mamíferos cuadrúpedos, que se refugiaban en los bosques, pasaron a vivir en el suelo, adaptándose a la  bipedestación, y a una dieta omnívora, con mas proporción de proteínas animales, que  incrementó su desarrollo cerebral y las funciones intelectuales, adquiriendo la capacidad de elaborar ideas propias y tener conciencia de si mismo. Al lograr articular palabras, con la aparición del “lenguaje” hablado, le permitió el     intercambio de conocimientos y experiencias, que grabadas en los genes se transmitirían a sus descendientes, incrementándose de ese modo la  capacidad intelectual de toda la especie.
  Sin embargo- interviene María- querría resaltar, que al mismo tiempo que aquellos primeros organismos vivos (células, priónes, virus o………lo que fuera), se desarrollaron para culminar en el homo sapiens; por otras ramas del árbol de la evolución surgieron infinidad de criaturas, algunas de las cuales pudieron  alcanzar un desarrollo psíquico sorprendente, con una estructura corporal minima, de tal  modo que sin perder energía en la construcción de su estructura corporal, potenciaron sus facultades intelectuales, y  se situaron por encima de los primates.  
   - Me parece una bella fantasía que nos digas que hace un   millón de años, a la vez que los primates, habrían surgido desde otras ramas del árbol de la evolución seres prodigiosos, en los que dominaba la capacidad energética sobre la masa corporal, que lograron desarrollarse ocultos a nuestra vista; ¿pero como lo han logrado?. ¿Dónde están? ,-pregunta nuevamente D. Manuel-
   -Aquí, sobre nosotros, poblando no solo la débil  corteza terrestre, sino que se expandieron por las capas externas de la atmosfera del planeta desde la Troposfera a la Ionosfera y quizá a la  Magnetosfera, mas  allá de los 10.000 km., para los que la fina capa de La Tierra solo serviría de apoyo ocasional. Allí como peces en el agua, disponen de mucho mas espacio para vivir y desarrollarse, del que tenemos los humanos,  limitados  a tener que vivir permanentemente pegados a la corteza.
 El que no los tengáis identificados y  no hayáis sido capaces de conocerlos en toda su realidad, nada significa. Son nuestros vecinos del piso principal, a los que solo alguna vez intuimos, y que no conocemos, porque ellos así lo quieren; a los que seguramente tampoco les importamos, mientras no les estorbemos.  Son criaturas terrestres que con nuestros sentidos humanos no somos capaces de captar, por estar fuera del espectro que podríamos percibir. Seres superiores, muy capacitados y avanzados,  aunque posiblemente carezcan todavía de la tecnología que les permitiría explorar el Universo, a los que alguien ha llamado  Alienigenas, (del latin: extraños o ajenos); pero que no son “extraterrestres” ajenos, son criaturas procedentes de La Tierra, a los que con propiedad debiéramos de llamar Terrigenas, fruto de la evolución, por una rama distinta de la nuestra;  que aunque  existen, no nos prestan atención, pero que sin duda, algunas veces, nos habrán interferido, ocasionando sucesos o situaciones, que no hemos sido capaces de interpretar  y que con nuestro materialismo exagerado hemos considerado quiméricas, al no entrar dentro de los patrones científicos que dominamos, pues aun no hemos sido capaces de comprender y aceptar la importancia del potencial “energético-espiritual” que poseemos y que sería lo único que nos permitiría conectar con ellos.
  Tengo pruebas de que existen e incluso de que muchos humanos los conocen y llegaron a comunicarse con ellos; aunque la comunidad científica no lo acepte, porque con los elementales aparatos sensoriales del homo sapiens: vista, oído, olfato, gusto y tacto, no se logran captar los estímulos  electromagnéticos que producen y que permitirían localizarlos.
 Realmente para percibirlos tendríamos que utilizar de algún modo nuestra capacidad y potencia animico-espiritual, que los  sabios científicos desprecian considerándola  fruto de la fantasía, la ignorancia o incluso de enfermedad mental. Se trata de seres extraordinarios con los que muchos pueblos  primitivos llegaron  a  contactar, identificándolos como: divinidades, ángeles o dioses, pero que no eran otra cosa que  criaturas terrestres que se habían desarrollado por otra línea evolutiva; con tan intensa capacidad energética, pero prácticamente sin masa como si fuesen fotones o gravitones, que solo son percibidos por quienes habían cultivado la faceta espiritual del ser humano, fueron capaces de comunicarse con ellos.
   Mi deseo de conocer esa posible realidad, fue lo que decidió a viajar a  aquellos lugares en donde pudiera obtener una información fiable.
   Para intentarlo, hace unos 5 años fui a  Méjico, en donde logré participar en algunas ceremonias de los indios Huichol, lo que me permitió bajo los efectos  de un pequeño cactus: el peyote, acceder a unos niveles de conciencia superiores, para de ese modo lograr contactar con las divinidades mejicanas, que sus antepasados habían conocido, cuando en tiempos remotos habían habitado la tierra. Prueba de su existencia son los grabados y altorrelieves ocultos en ciertos santuarios, donde quedaron representadas sus imágenes. También se conservan,  como sabéis, gigantescas pirámides sobre las cuales celebraban ceremonias y sacrificios intentando llamar su atención, invocándoles para que volvieran y les protegiesen, como si de dioses se tratase. Eran terrígenas, no alienígenas, sabedores de que la materia era como una prisión, en la que estaban encerrados de tal modo  que cultivando su potencial anímico-espiritual, lograron librarse del lastre que suponía, lo que les permitió  extenderse  por el Universo solar.
 Os diré aun más; ellos son los mismos, que como divinidades conocieron en la India, y quienes desde otra perspectiva describieron griegos y romanos como  dioses  pobladores del Olimpo.
-Me parece una bella fantasía, por eso como santo Tomas quisiera poder “meter los dedos en las llagas”;- interviene  D. Candido.
-Pronto os demostraré que es así- afirma con contundencia María.-Pero ahora contadme todo lo que sabéis de los alienígenas.
 Sus teorías y convicciones nos habían  dejado perplejos y sus promesas  intrigados.
    Por eso, aquella noche después de relatarle todas nuestras experiencias, descubrimientos y contactos con los extraterrestres glienenses, nos despedimos fascinados, meditando sobre lo que podría llegar a revelarnos María Reynante, sobre  algo tan cercano en el tiempo, como la historia Mitológica de  Grecia y Roma, en la que algunos estábamos empezando a creer.

                                                                         JOTAPE


                              (Finalizaremos con:II- Terrígenas o Divinidades).