viernes, 10 de mayo de 2013

XXIII.- La Especie humana.- Dos Sexos.

                                          





(VIOLENCIA DE GENERO ) 



 

                                                 XXIII





         LA ESPECIE HUMANA
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                              UNA ESPECIE 

                            DOS SEXOS






   Ha llegado el momento, de que en los países occidentales mas desarrollados, se haya iniciado el camino, para encauzar y tratar de resolver el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres.
  Hace menos de 100 años fueron los movimientos feministas los que comenzaron a reclamar los derechos de la mujer, que tendrían que ser iguales a los del hombre.
  Gracias a ello esos derechos empezaron a ser reconocidos, de tal modo que en la actualidad la mujer está logrando alcanzar puestos de responsabilidad en todos los ámbitos: la política, la universidad, la investigación, el trabajo, el ejército, el deporte, etc.
 Sin embargo, nos estamos encontrando con que esto solo es el comienzo, ya que en muchas otras partes del mundo continúan siendo victimas de actos violentos, prohibiciones, agresiones, ablaciones, trabajos vejatorios, matrimonios indeseados y todo tipo de maltratos, por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino.


 Para tratar de ponerle remedio se ha planteado últimamente el tema de la llamada Violencia de género, considerando todo tipo de agresiones a la mujer  como un delito, para así tener una base legal, que permita castigar con   severidad esos abusos.
  Nos parece, sin embargo, demasiado simple, tratar de remediar la opresión sobre la mujer, únicamente con medidas coercitivas, ya que se trata de un problema muchísimo mas complejo que para resolverlo debemos de examinarlo desde una perspectiva muy ambiciosa, que no se puede limitar a evitar las agresiones que sufre, sino que es necesario remediar la falta de derechos y de libertad que viene padeciendo y eliminar las causas que ocasionaron esta situación.  
  La realidad es que los varones desde siempre, se habían erigido en dictadores, considerándose seres superiores y los únicos capacitados para dirigir los destinos de todos los habitantes de La Tierra, pontificando sobre  las características biológicas de las diversas especies, situando a la humana y concretamente al sexo masculino en la cima de todas las demás, sin siquiera plantearse la posibilidad de que pudiese existir otra especie superior, que no hubiésemos sido capaces de conocer. (1)
  Los avances científicos y la aparición de las doctrinas evolucionistas, nos están  permitiendo empezar a explicar el porque de los problemas que viene sufriendo el sexo femenino.
   Recordando que la materia surgida de la “ENERGIA” (2), por la explosión del Big Bang, determinó la aparición de la Tierra y el crecimiento lentísimo de los minerales, hasta llegar al patrón rápido de los vegetales, para  mas tarde dar un gran salto evolutivo, y pasar de su inmovilidad al dinamismo de los animales, que progresivamente se diversificarían en múltiples especies.


 La rama que había evolucionado para constituir los primates, aceleró mucho su progreso, en cuanto algunos mamíferos cuadrúpedos, que se refugiaban en los bosques, bajaron a vivir en el suelo, adaptándose a la  bipedestación. Una dieta omnívora, con más proporción de proteínas animales, favoreció su desarrollo cerebral y las funciones psíquicas.  El haber logrado articular palabras y la aparición del “lenguaje” hablado, les permitió comunicarse entre ellos e intercambiar experiencias y conocimientos, que quedarían  grabados en los genes, para transmitirse a sus descendientes. Esto potenció un notable desarrollo intelectual de toda la especie, que así incrementó considerablemente su progreso, adquiriendo la capacidad de elaborar ideas propias, reflexionar y tener conciencia de si mismo.
  Sin embargo, hemos de resaltar que la especie humana, sometida a los mecanismos que rigen la propia naturaleza y que constituyen las llamadas Leyes naturales, quedó  constituida por dos sexos, anatómica y biológicamente diferentes.
 Gracias a esa diferencia en dos sexos, se produjo la evolución, el desarrollo y el extraordinario progreso de la especie, para no caer en la degradación y degeneración que supondría la clonación o la reproducción endogámica.
 Los primeros homínidos para lograr extenderse por toda la Tierra sin sucumbir, tuvieron que proteger en lugar seguro, a lo que seria más importante y esencial en la especie: las madres reproductoras y las crías, para  conseguir la perpetuación de la humanidad.


 Mientras los machos en pocos minutos  culminaban la función reproductora, las madres y las crías  precisarían de una atención especial durante años, mantenidas a buen recaudo, ante los riesgos a los que estaban expuestas en  aquel mundo hostil.
  Serian los machos quienes se encargarían de la defensa y de conseguir alimentos, aprovechando, por otra parte algunos  minutos, para extender y diversificar la especie  entre otras familias.
 Eran las hembras indispensables, por ser las  únicas capacitadas para perpetuar la especia, como eslabón esencial de la cadena humana, limitado el macho, con un cromosoma “y mutilado”, a la función de mensajero entre las cadenas genéticas de su madre y esposa.
  Cobijar y refugiar a las hembras y sus crías en la seguridad de las viviendas, que era sin duda la mejor manera de protegerlas, se fue convirtiendo en una forma de someterlas y utilizarlas, manteniéndolas a su disposición, pero privándolas de todos los derechos y reconocimiento, que como cualquier ser humano, la mujer tiene que disfrutar y hay que reconocerle.   


  Ambos, mujeres y hombres con un desarrollo cerebral paralelo y una capacidad intelectual semejante, tenemos similares inquietudes e ilusiones, aunque con matices diferentes, siguiendo los patrones  de comportamiento de los seres que constituyen el reino animal y sometidos a sus leyes: desde las reacciones reflejas más elementales, propias de seres mas primitivos, hasta los mas complejos actos voluntarios, pasando por los instintos, de los que por su gran interés nos vamos a ocupar.
   Los instintos son pautas de comportamiento con un potencial de acción enorme, gracias a los cuales las especies han evolucionado, se han perfeccionado  y progresado, logrando que la humana haya alcanzando el extraordinario desarrollo actual, pero que el hombre civilizado y culto ha de ser capaz de dominar  y no dejarse llevar por su fuerza impulsiva.
  Los instintos esenciales, comunes a animales primitivos y seres humanos inducen de algún modo a que todos los seres lleguen a estructurar una organización social, respondan a las situaciones de alarma, busquen alimentos y pugnen para lograr la reproducción, llegando incluso a la violencia contra sus semejantes, para tratar de salir victoriosos ante cualquier tipo de obstáculo.
   Seria imposible que tratásemos de hacer una enumeración y  descripción completa y ordenada de los instintos, como pretenderlo de las infinitas leyes de la Naturaleza; así que fundamentalmente nos centraremos en dos importantes grupos de tendencias instintivas,  las de Supervivencia del individuo y las de  Conservación de la especie, que han permitido a la humanidad superar todo tipo de calamidades y sufrimientos, logrado sobrevivir a guerras, epidemias, campos de exterminio e ingenios nucleares, creados paradójicamente por las gentes de los países que se consideraban mas “cultos”  y “civilizados”.

  Los Instintos vitales de Supervivencia del Individuo, que se podrían superponer en machos y hembras, son unos para la Nutrición, como el hambre y la sed; otros de Dominio, como el ansia de poder, mando, opresión o tiranía; para la Defensa, que desencadenan: taquicardia y horripilación; los de Lucha: gritos, enfrentamiento, agresión, y finalmente hemos de resaltar los de Belleza y atracción tan arraigados en las hembras de nuestra especie, que les incitan a presentarse seductoras y hermosas, mientras que en los varones suelen destacar mas los de Vigor, energía, corpulencia, dominio e incluso violencia, que puede llegar a traer graves consecuencias.
  Los instintos de Conservación de la Especie, suscitan por una parte Necesidad sexual y por otra el Cuidado y protección de los hijos.
   La Necesidad sexual, como primera fase en el instinto de conservación de la especie, aunque es común a los dos sexos, biológicamente tiene diferencias muy significativas.  Así la participación de la mujer va estar condicionada por la ovulación, que se produce cada 28 días y solo a lo largo de unos 35 años, interrumpida por periodos mínimos de un año, durante los embarazos y la lactancia, y prolongándose durante bastantes años, hasta que los hijos adquieran autonomía. 
  Sin embargo la intervención del varón, que aun sigue resultando indispensable, puede durar simplemente unos minutos.   

  Por eso es fundamental que cada sexo tome conciencia y conozca la condición, las características y las “necesidades” del otro, si los “deseos” de actividad sexual no coincidiesen exactamente en el tiempo, y las exigencias incontroladas del varón, pudiesen conducirlo  en alguna ocasión a la inaceptable violencia, contra la que es indispensable luchar con toda contundencia.
   Esta situación puede agravarse mucho, cuando al instinto de reproducción se suman los de poder y posesión, de tal modo que bajo el pretexto de perder el dominio de la que considera “su” pareja, pueda conducirlo al homicidio, aunque le ocasione la pérdida definitiva de la persona “deseada”.
 Sorprendentemente esta situación llega a agravarse aun más, cuando paradójicamente se produce el suicidio del agresor, tras el asesinato de la pareja. Por eso estos casos, no debiéramos de enfocarlos exclusivamente de violencia de género, sino de conducta autodestructiva y de renuncia a la vida, como consecuencia de la ineficacia biológica que él mismo varón ha provocado, al haber perdido la posibilidad de reproducirse con la pareja que “necesitaba” y había seleccionado, a la que erróneamente había considerado como propia, por un exagerado instinto primitivo de dominio y posesión.  
 Por eso es necesario que tengamos  en cuenta el riesgo de homicidio, seguido del suicidio, que aunque no encaje perfectamente en el limitado concepto de violencia de género, es una realidad que se pueda producir con demasiada frecuencia.


  En nuestra especie, a diferencia de las demás, por encima de la conducta refleja e instintiva están facultades superiores como la Voluntad y Conciencia moral, con capacidad para imponerse y dominar los instintos, de  tal modo que las  decisiones y las acciones ultimas deben de ser fruto de la inteligencia, la reflexión, la conciencia y los sentimientos superiores, gracias al componente anímico-espiritual de los seres humanos, que por todos los medios se debe de potenciar.
  Hay que tomar medidas para que el hombre actual y “civilizado”, con capacidad intelectual evidente, para  reflexionar, comprender y decidir, desarrolle una firme voluntad para  controlar sus primitivos instintos, evitando cualquier posible  ataque a sus compañeras de especie y  que sus impulsos pasionales pueden llevarlo a abusos y extravíos, debiéndose “concienciar” de que ambos, hombres y mujeres,  desde la concepción han de disfrutar de los mismos derechos y similares deberes.
   El enfrentamiento violento entre los dos sexos, que acabaría con la derrota y exterminio de uno de ellos, sería la forma más rápida, para llegar a la extinción de la especie humana de la faz de la Tierra en una generación.


  El varón si no quiere desaparecer, ha de  tener en cuenta que en la actualidad su papel como vehiculo para la conservación de la especie ha cambiado, de tal modo que su función no puede limitarse a “favorecer” a la hembra con el acto reproductivo y el “alivio” de su necesidad instintiva, para continuar manteniendo una actitud de dominio y opresión  sobre las hembras, sometiéndolas a una “protección” que ya no precisan.  Debe de tener en cuenta, que el sexo femenino, con los avances alcanzados, estaría muy pronto capacitado por si mismo para el mantenimiento y conservación de la especie.  Por eso no se debe de consentir de ningún modo, que hoy dia la actuación del hombre se limite a ser exclusivamente el portador de un “suministro” que actualmente, sin necesidad de ser mensajero, se puede guardar y perpetuar en un Laboratorio.
    Tiene así el hombre que participar con mayor entrega en lo que ha de significar el instinto “paterno-maternal”, en el cuidado de los hijos, lo que por fin empiezan a acometer algunos de nuestros jóvenes padres, y que sorprendentemente ya algunas especies de animales inferiores venían realizando en el cuidado de las crías, embriones o  huevos, alternando machos y hembras.(3)

   El complejo tema de la llamada violencia de genero, no deberá de limitarse a castigar el daño físico a la mujer, sino también  cualquier tipo de maltrato psicológico, desatención, desprecio y perdida de libertad,  que le impida desarrollarse como persona, con ridículas prohibiciones para realizar actividades culturales, deportivas, religiosas o lúdicas, obligandola  a hacerse “invisible”, como ánfora de Pandora, que encerrase todos los males.
 La mujer, con una capacidad similar a la del varón, ha de disfrutar de todos los derechos y “aun mas”, teniendo en cuenta que hoy por hoy siguen siendo el eslabón esencial para la continuidad de la especie; por ello habrá que facilitársele la posibilidad de que pueda conciliar la maternidad con la actividad laboral, a la que aporta características propias e indispensables, que no poseen los varones. De hecho dado que los cerebros masculino y femenino tienen capacidades innatas similares, pero matices diferentes, la unión de esa diversidad  va a producir un enriquecimiento notable a la descendencia.


   Por otra parte habrá que defender a las mujeres de toda violencia, incluyendo el maltrato a los hijos, que por la fuerza de ese instinto maternal representa una forma grave de violencia de genero; pues aunque el legislador lo ignore, los hijos, biológicamente, son mas de las madres que de los padres, representando para muchas de ellas la esencia de su sexo.
    La lucha contra la violencia de género ha de prevenir cualquier tipo de  desatención o abuso contra sus hijos, con medidas de apoyo, amparo, tutela y protección.  Así cuando las parejas hayan decidido unirse para procrear deberán de asumir el grave compromiso que voluntariamente han decidido contraer, teniendo desde ese momento que  anteponer los derechos del niño concebido, a cualquier otro que “a posteriori” quieran defender como suyo propio. No pudiendo permitirse en ningún caso, que los hijos pueden ser victimas de los caprichos de los padres, que pretextando su libertad, los intenten utilizar a su antojo sin tener en cuenta su compromiso ineludible de: cuidarlos, educarlos y enseñarlos en el hogar “de los hijos”, no utilizándolos como objeto, que puedan hacer pasar de casa en casa, con beneplácito de las Autoridades.
  Fueron siglos de abusos sobre la mujer, con los que hay que acabar en todos los países, y no cabe el argumento de decir que la mujer fue tan valorada, que al considerarla como la portadora de la capacidad de perpetuación de la especie, se la había protegido con esmero, encerrándola materialmente, para defenderla de posibles agresiones, sin aceptar que ese encierro  para “protegerla” era el primer abuso al que se la sometía, privándola del derecho mas elemental: la libertad.


 Sin embargo conseguir esto en todas partes, va a ser una tarea muy complicada y larga; tanto que aun en los países occidentales no está resultando nada fácil.
   Es necesario que las autoridades tomen las medidas necesarias presionando a todos los gobiernos y organizaciones políticas, religiosas, culturales y sociales, para que se respeten los derechos de hombres mujeres y niños. Por eso queremos empezar resaltando la importancia de la aprobada Declaración Universal de los Derechos humanos, que defiende la igualdad de dignidad y derechos de ”todos” los seres humanos, que habrá que anteponer a cualquier otra idea o creencia.
 Las actuaciones policiales y judiciales, cada vez más eficaces, permitirán a las mujeres vivir en libertad, defenderse y sentirse protegidas de potenciales agresores.
 Sin embargo queda mucho por hacer. Se debe  luchar para modificar la mentalidad de muchas mujeres que por su cultura, religión o costumbres aceptan una seria de principios que les coartan la libertad y que no denuncian, a los maltratadores, soportando mantenerse  bajo el control de su familia, esposo, estirpe, religión o credo, acatando una sumisión que les impide adquirir la formación cultura y libertad que les permitiría realizarse como personas y disponer de una capacidad de decisión que no pueda ser limitada en aras de unas tradiciones, creencias o costumbres.
  Por eso la  lucha contra la violencia de genero no puede conformarse con el castigo ante la denuncia, sino que debe de tener una fase preventiva de asesoramiento, formación, instrucción y educación, a todo el mundo, iniciada desde la escuela, en que se reconozcan los derechos de la mujer partiendo de la realidad que supone las diferencias sexuales entre varones y hembras, para que los impulsos instintivos de unos y otros, se controlen en aras de una convivencia pacifica.


 En España se han empezado a tomar importantes medidas de protección de la mujer, para que se sienta amparada, defendiéndola de posibles agresiones, explotación sexual y trata de seres humanos, que desgraciadamente pueden sufrir también jóvenes, menores y hasta niños, de ambos sexos, por parte de hombres desalmados, pero también por mujeres, para lo que se han establecido instituciones, residencias y albergues, en donde a todos se les da cobijo y reciben atención, protección, asistencia, educación, ayuda y consejo.
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1-En alguna ocasión hemos planteado la posible existencia de  otra especie superior a nosotros, originadas en nuestro planeta. / ver nuestros fantásticos escritos sobre “terrígenas”.
2-¿Divina?.
3- En algunas familias de pingüinos y otras aves,  participan machos y hembras en la fecundación de los huevos y cuidado de los hijos.
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                                       JOTAPE