domingo, 17 de enero de 2016

XXXV. La Casa-Fabrica de Hilados y Tejidos



                                                               

                                                                         XXXV


          
                LA CASA-FABRICA DE HILADOS Y TEJIDOS  







     La Nostalgia, ese sentimiento característico  de los mayores, que nos hace querer volver al pasado vivido o al que nos contaron, me lleva a pensar sobre  lo que fue o pudo haber sido la Casa-fabrica y lo que debiera de significar el Lino para Ribadeo. 
   La industrialización de España había sido la ilusión y empeño de nuestro mejor gobernante, Carlos III que pretendía el desarrollo global de toda la Nación, promoviendo grandes proyectos como: la construcción de vías de comunicación terrestres y fluviales, el desarrollo agrario con un plan de distribución mas equitativa de la tierra, un  ambicioso perfeccionamiento de los estudios universitarios, la fundación  hospitales públicos, y estimular el desarrollo industrial  de bienes de consumo, creando múltiples y variadas fabricas repartidas por todas las regiones, como las  Reales fabricas de: Cristal, Porcelana, Papel, Relojes, Coches, Cera, Cobre, Plomo, Artillería, Pólvora, Naipes, Abanicos, Tejidos o  Aguardientes, para no tener que depender de los países extranjeros, así como la modernización de empresas populares,  mejorando la economía en las zonas rurales, promocionando la creación de industrias, que  después de la cultura constituyen la base para el  florecimiento de los pueblos, anclados muchas veces en viejas tradiciones, que sin necesidad de erradicar, han de servir solo de germen, para la superación y el progreso.
  La iniciativa de su brillante ministro de Hacienda, Rodríguez de Campomanes, lo llevó a  acometer uno mas de sus proyectos, para fomentar el desarrollo en las zonas deprimidas, tratando de establecer  en el occidente español tres grandes Escuelas-taller de Hilados y Tejidos de Lino en Santiago, Oviedo y Ribadeo.
 El Lino (Linum usitatissimum) es una planta fácilmente convertible en un hilo de fibra muy valorada y apreciada desde la antigüedad, en  China, la India y Egipto, donde se han encontrado restos de tela de hilo en momias de  hace 5000 años. Sirvió también de soporte para escribir, y en la actualidad para la confección de tejidos de calidad, por tratarse de un filamento resistente y fresco para ropa interior, sabanas, camisas o pañales, y de la que se extrae el aceite de linaza para usos medicinales y pintura.
  Seria Joaquín Céster, aquel gran emprendedor con experiencia previa en otras industrias, quien llegaría comisionado a Ribadeo en el año 1775, con el fin de llevar a cabo la empresa de erigir, con obreros locales, el gran edificio de la Casa-fabrica de Hilados y Tejidos de Lino, así como la elaboración de todos los aparatos necesario para su realización construyendo: tornos, rastrillos, prensas, telares, telarillos y los instrumentos necesarios para la industria y comercialización; dirigido siempre a dar formación a los mas necesitados, muchos ya acogidos en los hospicios de Oviedo y Santiago, para que fuesen los primeros que alcanzasen una capacitación de maestros, que les permitiese mejorar su calidad de vida y ser ellos quienes enseñasen a nuevos aprendices.

    La Casa-fabrica de Ribadeo, estaba llamada a constituir la gran industria, donde se daría entrada a la instrucción de las personas de la comarca, para formarlos en el dominio de todas las técnicas necesarias en  aquel nuevo trabajo industrial, sobre todo a las mujeres jóvenes que se debían de incorporar como aprendizas en la fabrica; a quienes se les facilitarían los conocimientos y los medios, para luego instalar en los propios domicilios los telares, que les permitiesen poder trabajar en sus casas; alternándolo toda la familia con el trabajo agrícola, para no tener que abandonar el cultivo de las tierras.
  Si fueron muchas las dificultades, con las que desde el primer momento se había de encontrar Cester, para completar las instalaciones, serian muchas mas las que se tropezó cuando pretendió que llegasen a la fabrica las primeras jóvenes, para  adquirir la necesaria instrucción, y así poner en marcha la fabricación de los hilos de lino y las telas de calidad que se pretendía.
 No fue solo la oposición de muchas  familias, sino la de toda una sociedad, que en aquel momento no aceptaba, de buen grado, que las mujeres se incorporasen al trabajo ni a la formación fuera de casa, ya que hasta entonces estaban condenadas a dedicarse exclusivamente a labores domesticas, sin poder nunca llegar a adquirir la libertad y derechos que merecen y que lamentablemente aun en la  actualidad no todas lo han conseguido, ni siquiera en los países que se consideran mas avanzados.
   El prematuro fallecimiento de Cester en el año 1776 (al año y medio de haber llegado a Ribadeo), cuando ya había culminado la  construcción de la Casa fabrica y montados los modernos telares, llevó consigo que al poco tiempo se abandonase y descuidasen todas sus instalaciones. Se dio así al traste, para el regocijo de sus abundantes detractores, a aquel grandioso proyecto de industrialización de Ribadeo, que como muchos otros, con tanto empeño habían proyectado  Carlos III y Campomanes, para ponernos al nivel de otros países, como Reino Unido, Alemania, EEUU o Japón, que supieron aprovechar su capacidad industrial y hoy son pioneros en el desarrollo y así de ese modo conquistar una elevada calidad de vida de sus ciudadanos, lo que de ninguna forma se puede lograr viviendo solo de créditos fantásticos para empleos ficticios, en vez de crear riqueza con el trabajo productivo que promocionaba el monarca, obligando así mismo a que la transformación de las materias primas como: lino, lana, piel, caolín o minerales, siempre tuviera lugar en España.
  Pasarían  muchos años, hasta que tras el fracaso de lo que habría podido ser una gran industria, los ribadenses hubiésemos sabido aprovechar aquel espacio industrial, recuperando una parte de las instalaciones, aunque no como fabrica, sino para otro fin, por cierto muy relevante, que hoy nos permite disponer de un gran Teatro en el centro de Ribadeo, donde hasta no hace mucho  podíamos disfrutar a diario de los avances y florecimiento del séptimo arte, y que ahora como Auditorio, Sala de Conciertos, Representaciones, Conferencias y todo tipo de Actos culturales, junto con la Biblioteca, el Auditorio y diversas  Sociedades, sirven para desarrollar la inquietud intelectual, que siempre caracterizó al pueblo de Ribadeo.
   Aunque por nuestra nostalgia, imaginemos con añoranza lo que pudo haber sido la industrialización de Ribadeo con sus fabricas de Hilados, Tejidos y Confecciones de Lino, debiéramos pensar que el pasado es  un destello que deslumbra a cada cual según  su imaginación, mientras el futuro será una realidad que permitirá disfrutar a muchas generaciones de ese magnifico espacio cultural que es nuestro Teatro de Ribadeo.

                                                                             JOTAPE